Misiones peruanas 1820-1826: relaciones diplomáticas con Gran Bretaña

232 CORUESP01 DE CIA DE JOSE JOAQUIN OLMEDO noticias de haber llegado a manos del Gobierno nuestra correspon– dencia en los prime:ros ·meses de nuestro arribo. Y como en ella hemos hecho siempre una pintura exacta de la situación de esta plaza, del estado de nuestros negocios con el contratista Mr. Kinder, y de los embarazos verdaderamente desagradables de ·lJ. 1estra posi– ción, no es fácil expresar la ansi_edad con _que esp~ramos las con– testaciones del Gobierno especialmente aquellas que s.e refieran a lª's medidas que haya tomado para r~_stablecer nuestro crédito y proveer a las urgentes y graves atenciones de la Legación. . Deseamos que en caso de que no haya adoptado el_Gobieq10 los medios que repe– tidamente hemos indicado, haya preferido, ptros n9 sqlo mas e~i­ caces sino mas prontos; ·porque uno y otro es absolutamente nece-. sario. El aspecto de esta plaza no varía, y ·se ocurre alguna mutación respecto de nosotros es para empeorar nuestra condición. Los movimientos de Yenezuela; la no instalación de nuestro Congreso en el tiempo -prefijado; la falta de la memoria del minis– terio de Hacienda, que se espera con ansias; las noticias que se re– ciben de la paralización del comercio en el Perú, y de la no aplica– ción de fondos a sus compromisos exteriores, todo contribuye de un modo extraordinario a nuestro-descrédito. El influjo de este mal se extiende a los negocios políticos; porque en todas partes, y espe– cialmente aquí las transacciones díplomáticás y las financiales ca– minan con un paso igual. Se puede decir con toda verdad que pagos oportunos y rem"esas de dinero importan mas que todas las victorias de J unín y Ayacucho. / · Esta nota va suscrita por ~í solo, porque mi compañero el Se– ñor Paredes se halla en París. Este viaje se proyectó con el objeto de observar si se podría en el continente proveer con menos difi– cultades a la subsistencia de la Legación y a la costosísima educa– ción de los 10 jóvenes que están a nuestro cargo. Hasta ahora el crédito personal de uno de nosotros ha proporcionado medios aun– que escasos para vivir; en adelante. .no queda este recurso; y si no tienen efecto los que se promovieron ahora, será preciso someterse a la dura extrema, pero necesaria r.esolución de volverme. Esta su– ma estrechez de recursos nos inhabilita para todo; de otra manera Mr. Robertson y Mr. Kinder nos habrían burlado menos; y el in– t;incado asunto de las cuentas de los pasados empréstitos estaría ya mas expedito si hubiésemos tenido posibilidades de hacer g_estio– nes de toda clase, desde que conocimos que eran infructuosas las de amistad y comedimiento. = .Esta situación en · ningún tiempo es mas importuna y sensible ·que en las presentes circun$tancias, las

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