Misiones peruanas 1820-1826: relaciones diplomáticas con Gran Bretaña

236 CORRE P01 ·nE CIA DE JO t JOAQUIN OLMEDO Ministros, y Ministro de Hacienda, el Coride de Villele; y algunas otras noticias que pude adquirir no indiferentes a nuestro Gobier– no.= Antepondré que la política personal de Mr. Villele, y algunos de sus actos, como Ministro, se manifiestan mas favorables a los nuevos Estados de América: sus sentimiento propios a este respec– to p~rece qrn~ son ya unísonos con los del comercio, y la mayoría del pueblo francés : y la razón de que no proceda conforme a ellos puntualmente se atribuye a sus miramientos para con los que el Rey tiene al pacto de familia con la casa de España y los que el Minis– tro mismo guarda a los ultra o partidarios de la legitimidad. Se asegura sin embargo que el Rey ha llegado a escribir una carta autógrafa a Fernando, además de lo que ha procurado por medio de· sus ministros en Madrid, persuadiéndo~e la conveniencia del re– conocimiento de América, aunque no quiere tomar por sí una reso– lución que pueda disgustarle. = Mr. Villele, tratando de contempo– rizar con los ultras tampoco puede decirse que se rige por sus ideas, y acaba de suceder un hecho que lo comprueba. La goleta Ayacucho procedente del Callao, tuvo que pasar de estos puertos al de Havre de Grace, y no habiéndosele consentido al principio que largase el pabellón colombiano que llevaba, se le advirtió después que podía enarb0larlo. La razón que daban los pa– peles de esta conducta era que el Gobierno había declarado que serían admitidos con su pabellón en los puertos de Francia los bu– ques de aquéllos Estados americanos que hubiesen recibido a los Agentes de comercio que han sido enviados por ella, y que no sa– biéndose a la entrada de la Ayacucho la recepción en Colombia del Agente Mr. Buchet, hasta después no se le había permitido entonces el uso del pabellón. Pero una persona que debía saber muy bien lo que pasó en Colombia acerca de aquél reconocimiento me dijo que no se había verificado. Parece pues que el espíritu es contestar a los nuevos Estados aunque con providencias medias y oblicuas. No obstante de que la admisión importa un reconocimiento de hecho, y que la de Agente. confidenciales, en cuya clas e tán ahora en París por Méjico el Señor Murfi, y por olombia el Señor de la Madrid, demuestra una inclinación, e de reparar por otro lado que los sujetos remitidos a América con funcione de Cónsule , no hayan llevado este nombre a la claras, ino el de Agente,· superiores de Comercio y mucho ma que no hayan sido acredi– tados por el Gobierno sino por el Comandante de una escua– dra respecto de Méjico, y por el Almirantazgo, S · gún he oído res– pecto de Chile y el Perú. A consecuencia d lo cual M 'jico tomó un sesgo recibiendo al Enviado, no con 1 carácter que 11 vaba, in

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