Obra Gubernativa y Epistolario de Bolívar El Congreso de Panamá

14 RAUL PORRA BARRENECHEA sólo vínculo que ligue sus partes entre sí y con el todo. Ya que tienen un origen, una lengua, unas costumbres y lma religión, de– berían por consiguiente tener un mismo Gobierno que confederase los diferentes Estados que hayan de formarla; mas no es posible, porque climas remotos, situaciones diversas, intereses opuestos, caracteres desemejantes dividen la América. ¡Qué bello sería que el istmo de Panamá fuese para nosotros lo que el de Corinto para los griegos! ¡Ojalá que algún día tengamos la fortuna de instalar allí un augusto Congreso de los representantes de las repúblicas, reinos e imperios a tratar y discutir sobre los altos interes de la paz y de la guerra, con las naciones de las otras partes del mundo . Esta especie de corporación podrá tener lugar en alguna época di– chosa de nuestra regeneración» (8). En 1818, Bolívar urgido por la realidad de la guerra, regresa a su primitivo plan de unión hispanoamericana, sin mencionar ya su ilusa -:orporación universal de pueblos. En ese año dirige una carta a Juan Martín Pueyrredón, Director Supremo de las Pro– vincias Unidas del Río de la Plata, proponiéndole la unión de am– bos países y la constitución de una gran federación americana. «Una sola - dice - debe ser la Patria de todos los americanos ya que todos hemos tenido una perfecta unidad». «Luego que el triun– fo de las armas de Venezuela , complete la obra de su independen– cia o que circunstancias más favorables nos permitan comunica– ciones más frecuentes y relaciones más estrechas nos apresurare- mos con el más vivo interés a entablar por nuestra parte el Pacto Americano, que formando de todas nuestras repúblicas un cuerpo político presente la América al mundo con un aspecto de majestad y grandeza sin ejemplo en las naciones antiguas. La América así unida, si el cielo nos concede este deseado voto, podrá llamarse la reina de las naciones, la madre de las repúblicas. Yo espero que el Río de la Plata, con su poderoso influjo cooperará eficazmente a la perfección del edificio político al que hemos dado principio des– de el primer día de nuestra regeneración» (9). Triunfante Bolívar, en 1821, y constituída la Gran Colombia, no olvidó aquel su incesante pensamiento internacional. Bajo la égida bolivariana Colombia asumió el rol propiciador de la gran asamblea de pueblos. Bolívar, personalmente, había escrito a Itur- (8) Daniel Florencio O'Leary, El Congreso internacional de Panamá. (Editorial América ) pág. 82. (9) O'Leary, ibidem, pág. 85.

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