Obra Gubernativa y Epistolario de Bolívar El Congreso de Panamá
EL CONGRESO DE PANAMA 29 ~·- previa resolución del Congreso próximo a reunirse. En esta misma situación de adhesión nominal y principista y de abstención efec– tiva se mantuvo Chile durante la preparación y el funcionamiento de aquel al que no nombró nunca delegados. El gobierno chileno in embargo propuso al del Perú en notas del 26 de noviembre de 1825, que se adoptara como norma de derecho político la cláusula 4~ del tratado entre la Gran Bretaña y México, que establecía un derecho de excepción entre las naciones hispano - americanas , por el que las concesiones hechas entre ellas, no fueran considera– das dentro de la cláusula de la nación más favorecida, cuando esta se estipulara con naciones europeas. La invitación al Congreso resultó así totalmente aceptada sólo por Colombia, Perú, México y Centroamérica. Colombia y México invitaron por su cuenta a los Estados Unidos. Colombia además invitó a la Gran Bretaña, con la que Bolívar aspiraba a formar una alianza defensiva, y para desvanecer recelos del gabi– nete británico, hizo extensiva la invitación al Imperio del Brasil. V El Perú designó, por indicación de Bolívar, para que lo repre– sentaran en el Congreso de Panamá, a don Manuel Lor nzo de Vi– dautre y a don José María de Pando. Posteriormente en mayo de 1826 Pando fue llamado a ocupar la cartera de Relaciones Exterio– res, y se nombró en su lugar a don Manuel P 'rez de Tudela. Vidaurre tenía, al inaugurarse el Congreso de Panamá, cincuen– ta y tres años. Pero es la figura más briosa, inquieta y contradicto– ria de la asamblea. Vidaurre había sido Oidor de la Real Audiencia del Cuzco, en la época de la dominación española. Pero desde en– tonces, a pesar de la solemne parsimonia de su cargo, manif stó su impetuosidad de carácter y su espíritu de disidencia. Desde el Cuz– co, enviaba al rey memoriales aconsejándole los caminos que debía seguir "para no desesperar a los pueblos". Poco ant s había escrito un informe, que i no hubiera contado con la autorización minis– terial hubiera pasado por un libelo: su "Plan del Perú" redactado en Cádiz en 1810, en el que solicitaba que "al despotismo suc da la justicia, y a la tiranía la equidad, al abandono el esmero'' en l gobierno de las colonias.
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