Obra Gubernativa y Epistolario de Bolívar El Congreso de Panamá
32 RAUL PORRAS BARRENECHEA cismo ya que su juventud había sido herética. Su libro "Vidaurre contra Vidaurre" es como en todos los casos de conversiones, más que la voz de un hombre, un eco de ultratumba (32). José María de Pando era de carácter y de inteligencia muy diversos de los de Vidaurre. Pando era frío y razonador como Vidaurre exaltado y fantástico. Pando era lógico y claro. Vidauffe paradoja! y confuso. El primero era un soñador romántico, un Juan Jacobo perdido en utopías inasequibles, el segundo, aunque más joven, era un espíritu escéptico y práctico, sagaz cateador de la realidad política, a la que aspiraba a domar, no con teorías y discursos como Vidaurre, sino con la férrea mano de los grandes constructores de pueblos y, no por la aplicación de las fórmulas vagas y líricas del Contrato Social, sino más bien por el método seguro y sinuoso trazado en el Libro del Principe. Ambos, Vi– daurre y Pando, eran juristas, provistos de seria y cultivada cul– tura, y como tales expertos dialécticos. Pero en Vidaurre, la eru– dición era desbordante e inopinada, e irrumpía en sus escritos y palabras, con impertinencia enfática en tanto que en Pando, el saber era como manantial escondido que fluía silenciosamente debajo de sus obras, para asomar brevemente a la superficie, siempre disciplinado entre cauces de buen gusto. Literariamente el uno era un grafómano con arranques geniales y semi-apoca– lípticos, el otro un tratadista elegante y suspicaz. En política am– bos vivieron desadaptados y sufrieron la repulsa de un medio infe– rior a la cultura de ambos. La república de entonces, entregada al culto de la barbarie y de la fuerza, rechazó igualmente el radi– calismo demagógíco doctrinario del uno y el rígido autoritarismo aristocrático del otro. En lo que respecta al Congreso de Panamá, Vidaurre llevaba planes desorbitados, y se proponía luchar dramá– ticamente por su aceptación. Pando, meditaba un proyecto, mucho menos amplio, pero realizable: la unión federal del Perú, Colombia y Bolivia, bajo la presidencia de Bolívar y consideraba el congreso general "como el sueño de un hombre honrado" juicio que xpr - só en su correspondencia oficial y en cartas particulares a Bolívar. Pando era limeño, pero se había educado en España, en el Seminario de nobles de Madrid. En el servicio de España desem– peñó desde muy joven cargos diplomáticos y llegó a ser en 1823, (32) Sobre Vidaurre véase principalmente la espléndida recopilación hecha por Jorge Guillermo Leguía en el Boletín del Museo Bolivariano, Ne:> 6 (Febrero de 1929) y el magnífico estudio interpretativo de la sicología de Vidaurre, del mismo Leguía, en ese número del Boletín.
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