Obra Gubernativa y Epistolario de Bolívar El Congreso de Panamá

496 RAUL roRRAS BARRENECHEA nia, Bélgica y otros Estados, dentro de formas monárquicas cons– titucionales o decididamente republicanas. A la revolución liberal y a la revolución nacional de la época postnapoleónica es preciso añadir la decisiva transformación econó· mica y social que representó la llamada "revolución industrial". En ella participan elementos de diferente índole. Primeramente debe contarse la acumulación del capital en Inglaterra y en el Este de los Estados Unidos por gracia del tráfico de esclavos (3), orga– nizado en un circuito triangular: Africa, Europa, América. Otra ba– se estructural decisiva fue la constitución en países como Ingla– terra y en Holanda de burguesías capitalistas con autonomía po– lítica. Factores técnicos que instrumentaron la revolución en su aspecto industrial fueron el perfeccionamiento en la utilización de la energía del vapor de agua en las maquinarias y en las comuni– caciones; el avance en la metalurgia del hierro; el desarrollo de un capitalismo financiero. En el orden internacional la consecuencia más importante de la revolución industrial fue la búsqueda de zo– nas de influencia -coloniales o indirectas- proveedoras de mate– rias primas y abiertas al consumo en gran escala de una produc– ción masiva. Inglaterra asumió, con toda lucidez, la nueva políti– ca internacional conforme a sus intereses de primera potencia in– dustrial y marítima de la época . Esta triple revolución: nacional, liberal e industrial, constituyó también la base de la expansión de las primitivas trece colonias de la Unión nortean1ericana, que por aquellos años inician su avan– ce más allá de los montes Apalaches hacia la cuenca del Missisipi y el Golfo de México con las compras de Luisiana y de Florida. Los vaivenes políticos de España influyeron en el curso de la emancipación de sus colonias americanas. La revolución liberal de 1820 constituyó un impulso para el movimiento autonomista; por otra parte, la reacción del absolutismo endureció las posiciones e hizo inevitable la ruptura definitiva . La posición de las potencias dominantes, Inglaterra y Estados Unidos , juega alternativamente conforme a sus intereses entre España y las nuevas Repúblicas. Frente a este haz de fuerzas revolucionarias -en su doble pro– yección, nacionalista e imperialista- se organiza el orden tradicio– nal conservador que tiene su expresión definida en el Tratado de Viena de 1815 y en la llamada "Santa Alianza". Según Renouvin (4), el tratado de Viena trajo la innovación de las conferencias pe- (3) Mannix y Cowle : "Historia de la Trata de Negro ". (4) "Historia de las Relaciones Internacionale ".

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