Obra Gubernativa y Epistolario de Bolívar El Congreso de Panamá

526 RAUL PORRAS BARRENECHEA efecto sucedió después. Bolívar no concordó- como generalmente en el Perú se cree -con la autodeterminación del Alto Perú- an– tigua Audiencia de Charcas dependiente del Virreinato de Buenos Aires- de constituirse en República independiente. La idea boli– variana era que las fuerzas de cohesión predominaran sobre las de dispersión y que los problemas no fueran planteados en forma de rivalidades bilaterales sino en el seno de un organismo con pode– res supranacionales. En carta a Sucre -desde Nazca, el 25 de abril de 1825- le dice: "Cualquiera que sea mi determinación no será, sin embargo, capaz de violar la libertad del Alto Perú, los derechos del Río de la Plata, ni mi sumisión al poder legislativo de este país. Ud. sabe perfectamente que mi profesión ha sido siempre el culto popular y la veneración a las leyes y a los derechos. Yo no manda– ré a buscar un ejército a Buenos Aires; tampoco dejaré indepen– diente, por ahora, al Alto Perú, y menos aún someteré ese país a ninguna de las dos repúblicas pretendientes. Mi designio es hablar con verdad y política a todo el mundo, convidándolos a un congre– so de los tres pueblos con apelación al gran congreso americano" (39). Preocupado por las tendencias autonomistas de Venezuela y de Buenos Aires escribe a Santander, desde Ocoña, el 8 de mayo de 1825: "Los porteños y los caraqueños que se encuentran en los extremos de la América Meridional son, por desgracia, los más tur– bulentos y sediciosos de cuantos hombres tiene la América entera. Solamente el Congreso americano puede contenerlos. Por lo mismo estoy desesperado porque se forme, a fin de que la gran masa con– tenga esos extremos tan diabólicos" (40). Finalmente, la asamblea de Chuquisaca decidió la independen– cia del Alto Perú con el nombre de República de Bolivia. Fue invi– tada a participar en el Congreso de Panamá, pero no llegó a enviar representantes. Desde el Congreso de Tucumán, en 1816, se constituyeron las Provincias Unidas de Sud América que, como su nombre lo indica, aspiraban a reunir en un solo cuerpo político las antiguas posesio– nes españolas en el continente meridional. La disputa entre Buenos Aües y las Provincias, entre federalistas y unitarios, y la suerte de la Banda Oriental del Río de la Plata, paralizaron el dinamismo de ese movimiento americani ta que tuvo su máxima expresión en la empresa libertadora del General San Martín. El destino de la Banda Oriental fue decidido, después de una guerra con el Brasil, (39) Lecuna ob. cit. (40) Id.

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