Obra Gubernativa y Epistolario de Bolívar El Congreso de Panamá

42 RAUL PORRAS BARRENECHEA dos americanos las relaciones que ha establecido, a menos que algún suceso imprevisto la obligase a otra cosa" (45). Otra vigilancia tenía a su cargo Mr. Dawkins y tuvo ocasión de manifestarla en sus conferencias privadas con los diversos de– legados. Fue esta la de que no se adoptaran sistemas de política contrapuestos a los europeos, a fin de no despertar los temores y desconfianzas de la Europa monárquica (46). Este consejo pro– venía también del deseo de facilitar la paz con España para lo que era necesario la intervención de algunos países europeos, rígidamente monárquicos. Los Estados Unidos, invitados por México y Colombia vacila– ron mucho en concurrir al Congreso de Panamá. Inquirieron pri– mero cuáles eran los asuntos que formarían el cuestionario de la Asamblea, el alcance de los poderes que se daría a los plenipo– tenciarios y la organización del Congreso. La política tradicional de los Estados Unidos aconsejaba como una norma invariable, la de no contraer alianzas comprometedoras y mantener la neutrali– dad de los Estados Unidos. La invitación al Congreso fué acepta– tada, con reticencias por el Presidente Adams, el que informó al Congreso sobre la propuesta Asamblea y sometió a su aprobación el nombramiento de los señores Ricardo C. Anderson ministro plenipotenciario en Colombia y J. Sergeant. En el debate susci– tado en las Cámaras norteamericanas, se pusieron de relieve, dice Byrne Lockey, principalmente consideraciones de política domés– tica y en este sentido se mezcló en la discusión la cuestión de la esclavitud. El propio gobierno de los Estados Unidos, no podía calar las intenciones del Congreso de Panamá. De allí su perplejidad y vaci– laciones en el camino que debía adoptar. Sus informes le conven– cían, según dijo Adams, de que "por el momento solo hemos po– dido descubrir, en vez de cualquier objeto de utilidad práctica, el deseo que abriga Colombia de obtener el primer lugar en este hemisferio" (47). Si el de la lírica confederación proyectada o el de la defensa de las organizaciones democráticas eran puntos que los Estados Unidos se sentían dispuestos a alentar moralmente, en cambio la idea de una liga americana, era cuestión de interés decisivo para la gran confederación del norte. (45) Byme Lockey, pág. 421. (46) Pág. 378 de este libro. (47) Byme Lockey, Ob. cit., pág. 429.

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