Obra Gubernativa y Epistolario de Bolívar El Congreso de Panamá

·,. 68 RAUL PORRAS BARRENECHEA VIII El Congreso de Panamá no fué el preludio sino el epílogo de Ja fraternidad continental. Durante las luchas de la independencia existió efectivamente entre los pueblos de América una coalición espontánea para la paz y para la guerra que fué la propiciadora del triunfo. Un solo ejército fraternal, constituído sin convenios previos, se batió contra los· españoles, de norte a sur, junto a las crestas de los Andes. Colombianos y argentinos terminaron la guerra de independencia del Perú. Un ejército argentino libertó a Chile y otro ejército mixto de peruanos y colombianos remató, después de Ayacucho, la independencia del Alto Perú. En todas las proclamaciones de cabildos o asambleas insurgentes de América se mezcla al elemento nacional, algún demagogo, prófugo de otro lugar del continente que lucha por la libertad instintivamente na– turalizado con la patria naciente. La unanimidad del sentimiento libertador arrolla los aún indefinidos patriotismos pequeños. Pero no sólo en los ejércitos se confunden las diversas ciudadanías de América sino aún en el ejercicio de las funciones políticas y diplo– máticas. Bolívar ejerce el mando supremo en cinco repúblicas, sin que a nadie se le ocurra tacharlo de extranjero. Sucre, venezolano, gobierna Bolivia , y San Martín, argentino, el Perú. En la diplomacia, particularmente, se exhibe esta solidaridad continental. Es tan abso– luta la identidad espiritual entre todos los nacidos en América, que para funciones tan celosamente resguardadas en otras partes del mundo, como son las diplomáticas, se escoge en Hispanoamé– rica, con la misma confianza, a naturales del país como a natura– les de otros sectores del continente. Un mexicano. Miguel Santa María, es el primer plenipotenciario de Colombia en México. Un ecuatoriano, Vicente Rocafuerte, es por muchos años agente diplo– mático de México en Londres. La primera representación diplo– mática del Perú en el extranjero la lleva un argentino: García del Río. Un peruano, el marino Eugenio Cortés, es nombrado pleni– potenciario de Iturbide ante los emisarios que en 1823 llevaron a México, proposiciones españolas. Monteagudo, argentino, y Heres, colombiano, son Ministros de relaciones exteriores del Perú. Ortiz de Zeballos, colombiano, es acreditado como agente diplomático del Pení en Bolivia, para celebrar tratados de confederación Y cesiones territoriales. El deán Punes, argentino, actúa en Buenos Aires como agente diplomático de Bolívar. El primer ministro perua-

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