Periódicos: El Pacificador, El Triunfo de la Nación, El Americano, Los Andes Libres, El Sol del Perú
de ahora imploramos él perdon ·con la mas reverente. humildad , en la inteti· gencia de que nuestra intencion h<\ s-ido dar satisfaccion al qlle nas dirigió su papel. Somos de V., señor ~dicor sus servidores ;:: Los Pilotos matriculados. 5 ·yes son como la~ telas d: arana (dix? un f]lósofo); que acogen a los rnos;q m– tos, y las grandes moscas las eo1~pen: en tal ¡entid-0 mas vale no tenerlas, y d«sgraciado el gobierno doi1de el pt¡e•· blo llegue á conocer la verdad de esta máxima. VARIEDADES. Dadnos leyes bien obedecidás i 1 La libertad política del hombre no qualquiera que sea el gobic:.rno scrémos ~e verá mmcil asegurada ínterin las le- felices; asi es que un buen iey no ne· yes establecidas no estén en plena exc· cesita constituciones porque su corazQn .eucion. Si las leyes solo han de s~rvir es el mejor garante d8 la justicia y de para oprimir ~l pobre, y prestar su la lib~rcad, o lo que es lo mismo .de ~poyo al poderoso, mas vale escuchar la felicidad de los pueblos. Las consti– Ja naturaleza que hiw al fuerte supe- tuciones no son mas que los cliques rior al débil. Las leyes s.e forcnaron pa· puestos por las naciones para que los ra contrapesar la desigualdad natural, y reyes no puedan ser malos, y para que no para crear otra facticia. Si el hom- sus consejeros , que lo son en general, bre fisicamente fuerte cede ante la ley den cuenta ante la ley de sus operad~ esta ventaja en favor del debit, ¿por nes. Una corporacion de jueces malva'– qué el poderoso no cedera en ~gual ca- dos o ineptos es capaz de desacreditar so su fuerza mor.al l La seduccion, la todas las consticuciones del rnund~ mentira r el engaño' no son la razon porque los pueblos c1.dpan siempre á 1~ . ni la jusucia; y si el exercicio absoluto ley de las faltas de los individuos, pud de la fuerza individual es capaz de di- no consideran que la inexecucion d~ solver las sociedades, la mas dura opre~ aquella es delito del que debe obede. sion, la esclavitud mas tiránica y la cer y no lo hace; pero no del que mau-· degradacion moral mas completa, son da bien , y no es obedecido las inmediatas consecuencias de las dis- Los magfatrado~ de España, acaso tinciones personales que la opinioo, Ja los menos desmoralizados de la Eu.ro– iofamia, ó la debilidacf de 1,m juez ó pa , tienen en el día un grave defecto un tribunal exercen; executando la ley sobre Jos demas. Acosrnrnbrad<>i' á obe– r.ara lo~ unos, o para los otros eludién· decer ciegamente el capricho det los pola.. Entre un juez prevaricador y un hombres, á ignoraró interpretar las Je.. asesino infame no hay otra diferencia yes, a vacilar delante de las preocupa.. que la impunidad en que se de.xa al ciones, a sumir su frente en el polv0 priméro por la dificultad de pr<'bar e{ 4e la ignominia quando un poderoso delito, ó por consid.eraciones de cor· Jos -amenaza, y á temblar sobre la pe.r• poracion., y el castigo que casi siempre dida de un miserable sueldo, no pueden ,se exerce sobre el otro, si no tiet1e de repente sobreponerse á si mismos; y medios de hacer pre.vari~ar á aqgel. Yo armados de la balanza de la justicia, he vi~to el castigo de mil asesinos; ja- pesar al hombre con el delitt>, dt:sp.ojao~ mas ví el sup!icio de un rilagistrado in~ do al primero dt: sus títulqs, dignidades justo, no obstante que acaso hay mil y riquezas; mas tambien es cierto que de esta clase por uno de aquella. Y en estos hombres mit:ntras no se revistan 1 tal caso, i habrá quien diga ser supe· del valor mas grande, y no se penetren ¡ior la Jey civil a la natural? no= esta del sentimiento íntimo de la alta dig~ .á lo menos dexa al ofondido sLt defonsa¡ nidad que exercen , de:xando torcer la 8 ;iquell~. l~ p~jva de todo movimiento: vara dt: la justicia, flO solo lu.graráo ha\. Ia: segunda se exerce sobre una sola cer odiosa la ley, sino tambien conso– pe,rsona ~- l~ vez-, .Y la·· pr.imera sobre lidar loo errores y preocupaciones. En jnñnidad de infdices, dt;svalid~ al mi~ un gobierno libre que quiera volverse .wo tier:npo: aquella .expone al agresor absoluto, el medio mas poderoso de á morí~ eo la demanda, quaado esta conseguirlo es la impunidad de los ll;l;d~x~ jmpuae y resgqardaqo. Las malos magistrados. Ac;i pues nos halla malas l~yes son una desgracia para. los mos en el c~so de exigir de lqS!actuale"s pue~~-pe~<? l~s .~uenas mal obedeci- la m~s. rigorosa responsa~i~jJa~ ep .el d~s son' uo azote msopQrtable. Las le· . execctcJo de su elevado m1msterio, pa· 87
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