Periódicos: El Pacificador, El Triunfo de la Nación, El Americano, Los Andes Libres, El Sol del Perú

1 momento Jnismo pierde por esto el go· ce de la ciudadania, y queda cons– tituido en la mayor esclavit':Jd ' siervo de siervos. I.. a causa del arresto es la. Sigtfü~n­ te: hay en la cárcel un loco en la ma– yor miseria : éste • á las oraciones del dia anterior, fué pu~sto por el .alc.ayde con los demas encatcelados en uno de los calabozos : los encerró y se llevó las llaves, dexando un vigilaate para que estuviese en observacion de sus accio– nes. A las seis de la mañana del , día siguiente les abrió la pu~rta, y salien– do todos al patio, al loco referido le faltaban los zapatos, que alguno · de los zafios que ~e ·hallaban con él , se los habria quitado en el discursa de. la noche. El akayde los busca, segun dice en los ves calabozos, y no los halla: le dice al sargento comandante de esa. guardia doa Juan Antonio Larrina, que .no pareciendo los zapatos en nin– guno de los calabo1-os, los concordia– nos se los habían robado forzosísima– mente; y que en su virtud riusie.sc ar– restados á todos los voluntarios que hubiesen estado de vigilancia desde las ~js de la tarde hasta las seis de la mañana ' entretanto él daba· parte .al mayor de la plaza , para que entl'e to– dos, es decir , la mitad dt.! la guardia, pagasen .lo~ zapatos. z Si será c,:eible que los voluntarios fuesen los que hubiesen robado unos zapatos indecentes, que segun la traza ~e . su dueño, de valde , serian caros, principalm~nte qmmdo ellos se halJa– ban de la parte de afuera de Jos ca· labozos , con una fuerte puerta cerra– da de por medio ; el creer, como tam· bien. se creyó el alcayde, que alguno de los presos los tomase, y los entre– gase: a alguno de los vigilantes ' para que sacándolos .á la calle los vendiese, es otro insulto que á mas de no ser nada creible por la indecencia dt los iapatos, no es sacado sino por solo su caprkho , sin principios ningunos, ade· mas de que ies mas creible.que los vo– luntarios , de quieni::s deben creer tie– nen honor , pues están en el cuerpo, y para lo~ que no lo tengan estan ahí los cuerpos veteranos, se manchen tan indecentemente en una vagatela, ó que loi facinerosos que habitan e~a 94 carcet los hubiesen tomado y escondi– ~fo , pues : ellqs son taQ diestros para· ello?Con que segun esto debemos creer, que y~ ha ll_egado el tiempo en que a~ rep(neri y se tengan. por mas bon· radas á los asesinos y ladrones, que á los individuos de un cuerpo que tan hereycamente defil.'!nden su nacían. El sargento, que no debía tener tales gi· netas , pues RO sabe cumplir su obli·. g~cion, despues del entrego de la guar– dia , le dice al comandante de la pre– vencion quedaban arrestados cinco vo– luntarios de / órden d~l areayde de la. cárcel de corte. i Que tal sargentq?..• zCon que los alcaydes "1e las carceles tienen ya facultad para arrestar á loi voluntarios~ Mañana tendrán Ja misma los verdugos. El comandante .le con· testó diciendo: que él no los podía ad· mitir por órden del alcayde. Pues bien, dice el sa·rgento , que sea. por órden mia ; y· en et mismo .acto se ·puso á hacer .el parte para el mayor de la pla– za, segun me dixo el comandante; y aun diciéndole éste·,.que cómo daba un par· te tan indecorooo al cuerpo, que no hiciese tal cosa·; el sargeoto lo desairó y se fué. Apenas supe el caso·., me enfurecí como era regular ;· salí de tino , dix<:· que pagarfa. ·Veinticinco pares de zapa– tos; y que si el al~ayde ó el sargento los necesitaban , tambien se los daría. El comandante diKo no consistía en eso, pues se le babia dado parte al mayor de la plaza, que iría donde él, y hada quanto estuviese de su part~. En efecto lo executó asi; el alcayde f.ué y vino por dos ó tres veces: lo que hicieron lo ignoro; solo sí ~uc me pusieron en libertad i tas quatro horai de haber estado allí. Yo creí que to· dos habrian de salir juntos. conmigo; pero eo .Ja tarde supe que al mas triste y d~sdichado de ellos, por solo no sa· her hablar ni tener proteccion , se le detuvo allí sin causa ni motivo hasta tanto que pagase dbs pesos, los mis· mos que el infeliz tuvo que entregar para poder salir. Contemple V. si tal CQsa sucede en Berberfa. Queda de V. su afectísimo amigo = El Co11cordiano. P. D. Estimaré a V., señor editor, inser– ieensu pe-riódicoesta carta par:i que se averi¡uc el _becho ¡ y si i:tlguo volun·

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