Periódicos: El Pacificador, El Triunfo de la Nación, El Americano, Los Andes Libres, El Sol del Perú
~ adoptado la cruel polític:i de hacerlos t embl ar á todos n.omentos con la pers– pectiva dd fatal cordon, que les pro· diga con mucha frecuencia. Pero si por este medio ha logrado intimidar la am– bicion de los visires, tambiq!n hl hecho á estos menos poderosos sobre los go– bernadores de las provincias, y ba cau· sado, baxo las aparic\1cias de unidad, una verdadera desmembracion en el estado. El imperio otomano se asemeja á un hombre que acc.iba de ser herido del rayo. Su cuerpo parece entero, pero el mas kve impulso basta para divi– dirlo en ct nizas. Esta es la imágen de todo gobiano despótico, En efecto , las provincias lejanas del centro de la tirania no rtconocen ol su manare~, porqLl~ no hay le)·~~ que puedan ser d símbolo de su amo· ridad y la preb~nda de su bwdiccn– cia. Solo reconocen :Jl baxi despótico, que es á quien tienen que temer, ó de quien tienen que esperar inmedia– tamente. Estos gobernadores, avaros en sumo grado, ambiciosos, porqLte sa– ben que perecerán , sino se hacen te– mer, y mal sobre vigilados por un go· bierno, que nadie puede fiarse sino de si mismo , dt:ben dirigir siempre sus mir~s á hacerse independientes en sus provincias; cosa que no les es dificil conseguir, por el apoyo que estelo se– guros de encontrar eu las tropas que tienen baxo sus órdenes inmediatas. El visir ~alla y sufre hasta que encuentre medios de ven~arse !i ttaicion: el sul– tan lo ignora todo, menos las querellas de sus concubinas. Asi las guerras ci– viles, que se suceden sin intermision, hacen de todo el imperio un campo de guerra y de destruccion, que tmipl'a· 110 ó tarde será la presa del primer usurpador ambicioso. He aqui en lo que se reconoce ptin– cipalmente la debilidad del deipotismo. Los mas gr.andes imperios han sido conquistados facilmentc a pesar del CllÍ· dado que tienen los sultar:tes de estable· cer desiertos por fronteras de Sl1S esta- dos. Donde no hay fuerza moral, don·. de no hay union ni patriotismo, ni·11 .. bertad, no hay tampoco defon~a contra la usurpacion. En la moriarquia tem– plad.a, el ministro, por mas que goce del favor del rey, no puede abusar de él , porgue la justicia n3.cional está ob– servando su conducta, impidiéndole tra· zar ni executar planes de ambbon, tnn funestos á los pueblos como al prínci • pe. Los gobernadores de las provincias solo pueden aspirar á la gloria de ad– ministrarlas honradamente, porque Ji· gando la ley las provincias con el mo– narca, este lazo sagr:1do es muy supe– rior al cxercicio de la autoridad prc– ca ri;~ y delegada de los subalternos.' En f.n , en el c:aso de una im'asíon ex· trangera, la fuerza de todos Jos :.úbdi • t0s, reunida para defender su propic:– cbd , su rdigion y sus leyes, defo.:nde t<trnbien los dt:n.~chos y la g·l0fia de su príncipe. Discite justitiam mon#i. Clc. me– nim, pues, á los rnonarcas: modera.i vuestro pode,-·, Ji quereiS' ccnscrvarlo; y á los pueblos: ten:plad el pod~1' r.:at, j' sabed que quantos e.,fuirzos hag.iis pot· vuestrn libertad, J~s h{/ciis por la felicidt1d Ji lti gloria de vw;stro prfo– cipe. El 111c~yor bien de los pueblos es ser obeclientes á fo ley: eJ ·zutJ'Or bie1t «.e los momu·cas es h1 dichosa ?Jc.c.:sidnd de ser justos. Es un hecho positivo que c1 l>ap;\ ha dado las órdenes conveni.:ntes pa r;¡. que se tolere en sus est;tdos el exerci– cio del culto prote3tant c-. Es:e es uno de aquellos add~mtos de la jlustraciori que hacen d elogio del siglo en que:: vivimos. Un profesor de deredio público en París ha dicho no hace mucho á sus discípulos: No se gobierna soio con jir• ;nas, sfoo con la r(;lzi:Jn J' la conchnda. zPor qué no adstian á esta kccion to· dos los 1t1iuistros de Emopa ~ (Et Constitucional.) LIMA: IMPRENTA »E Les Hui1u1AN-os. 104
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