Periódicos: El Pacificador, El Triunfo de la Nación, El Americano, Los Andes Libres, El Sol del Perú

puramente políticos, históricos, geo– gráficos, matematicos, gramaticales, en fin de materias ind~pendi~ntes y age– nas de la inspecciot1 espiritual ? Y el traspasar así Jos límites de la autori--iad eclesiástica, ¿ 110 seriJ una llSLlt pacivll de los derechos d.:! la potest:td civil, ademas di.! ~er un ataque directo contra l<\ libertad que non1segura la Cunsti· tucion ? L:i f.tculrad de leer y retener todo . ~énero de: . escricos es parte dd exerc1c10 d~ b l1ber~ad inJividual y . ' consecuencia necesaria de la libertaJ de imprimirlos y circularlos; y este dere~ho no puedt: coartarse sino por los medios que establece Ja Constitucion y que determinen lait leyes que de ell~ emanen. z Podrá acaso ser uno de estos medios Ja declar-acion .arbitrari,t de un obispo ? Tales restricciones hcchai por una auto:idad i?éomp~· tmt~, y por uuos med10s - anu~const1tL1donales se· rían una violacion de nuestra le/ fün– diamental, y un aten'tado contra oues· tras Jibertá.Jes, ~ el acompaforlas con ettnsuras canónicas un abuso de la po· testad espidtual. · Ha.sra aqui hemos coi1siderado las prohibíciones que . ·puede contener el edict? del s;.ñor obispo d~ S~govia con re'lac1on á libros de matena¡; meramen te políticas y lite.rafias; considerémosl'e ahora con rdacion á lo" libros de reli · gioo y· costumbres, cuya justa y legal censura nadie di'ipllta a la autoridad eclesiásti~a. Hemos dicho, repetimos ahora, y estamos sic:mpre prontos á probar, que entre loj libros d~ esta dase prohibidos por la inquisicion; hay algunos de Ja doctrina mas sana y ca– tólica; y este hecho incontestable, uni– do· á 'la man~ra injusta é ilegal con que ootoriamente sa hadan t.tles prohihi– ciones·, no solo quita á estas la fuerza de un juicio canónico doc'trinal ' que nunca han tenido. siao aull' la estría· seca autoridad que llll'r~cería un die· támen de horubres -doctos e imparda– les. El índice de la Inquisiciqn, que ja- · mu fué· una .t~·g'ítima ley-· eclesiástica, está todavía mas distante de ser una n:gla prudencial para distinguir la bu13- 11a ó mala doctrina dit--10S libros :·y ·asi uo podemo~ conkm:r nutstra admira- 3 ci.:m al ver que un obispo español Ja siga sin examen, y fa -proponga á Sl13 diocesanos como el criterio de la ver.. dad cristiana. Cvncluyamos estas observaciones, que qui)i ~ ramos ver desenvueltas por algun dueto eclesiástico con la esteosioo qut! el asunto merece, maoifrstaudo tjlle qu:ilquí·~ ra que haya sido la inten· ci..>n dd seúor obispo de Segovia en la publicaciun de semL-j.mt:: edicto, en to· das p:Htt:s, iuclusa la capital de su obis– pado, se h:_i tenido por uua cmlfi .· ma· ción y renovacion de las prohibL~iones d ·~ libros '/ p:tpeJes hechas por la InqUi– sicioo, y de consiguiente se ha : mirado no solo como un insulto á la ilustra· cion de la naci,,n y un ob:>ráculu 'at progreso de bs luc.es, sino como Lm notorio abuso de la ;uitoridad eclesiás– tica, una manifiesta viobdoo dt: la .Cons•. titueion, y un at.eotaJu direct~ contra la libertad civil." Est.as oh-;ava~~1.mes hechas, se pue· de decir, ~n meú10 de nul:!stro3 kgis .. !adores, y en la capi.ral de la monar– quia española , cuyo espíritu público esplican, tien<.::n un valor de distinta naturaleza en su ca50 á la doctrit~a del Señor Tricio. Siípmos :í este escritor. ,,las figuras y meta/oras ridícu/'aJ no han sido las causas sirio los cf..:ctos de la general depravadon del gusto so .. bre la Oratoria, qua d<pmdió de otrd! causas": alguna e; dt! la-; quales conoce· mos, y una de las mas principales ó Ja primera ha sido la ignorancia de: n~estro clero; y ·la prnt>b:i inconcusa es, que la ra.rte de el Íhl'ltrada y sabia no mcurre Jamas en talt's ridjculec~s• mas enhorabuena .. sea la de,pravacion del gusto sobre la Oratoria l<t que pro– duxo ¡aql,lellas en tiempos ¡w•:1do'; pero dlgano5 d Señor Tricio ¿el P. Valcaccel eñ el púlpito de la i~lesia de San Fran-– císco de L~on, d\! qué reglas de orato• ri~ anti?;ua ó moderna se habra valido para 'decir en 5 dt: marzo de i820 á su auditorio '~ rn el momento en que se pu– blique la Constitucion, Vfreis arrí'jaf', y' pifar al Santísimo 'Sacramenfo por los viles constitucifnGiles, y colocar en su lugar la imágen de la lascivia y::::::. basta, porque tn vetdac.l no creo que 121

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