Periódicos: El Pacificador, El Triunfo de la Nación, El Americano, Los Andes Libres, El Sol del Perú

d~ á nuestro gran Fernando. Los cmdadanos que componen esta mili– cia couocen, señor, la insuficiencia _de !ilus luces para delinear los íncal– :culables bienes que necm!ariamente ~eben producir tan sabias providen– ~ias; y confiando este cuidado á otra pluma !Ilªs dies,tra, se contenta~1 con Jbendecir· la hora en que empunaron las armas en defensa de la Constitu– 'cion, y de los dere~hos del állgel tu– telar, por cuya mano nos vienen, en– tonando ·himnos de alabanza y o-ra– titud, y repitiendo con . entusia~mo patrióti~o: gloria inmortal al rey be– néfico ~ que removiendo los obstacu– los· que se oponian á la pública feli– ddad, ha sabido presentar diques in– contrastables al impetüoso torrente que asolaba la riqueza nacional. El Tfodo-poderoso continúe·iluminando fi,- V. M. en todas sus resoluciones, ·pa– ra que esta nadon pueda llegar al -nia~ alto g·rddo de explendor y pros– paridad. ~ Continii.a el ensayo sobre el verdatfe– t'O orígen, la estension y el fin de todo gobierno civil, por LoKE , suspendido en el núm. i5. Del estado de na:twraleza. Pará conocer el verdadero ori– gen de toda autoridad política, de– be;Dos considerar cuq,l es el est«da natural del hambre. Con poco que , rf il.ex1one, se v.erá q~1e ei¡ un esta– do de perfecta libertad para ordenar sus accione·, y disponer de sus pose~ ~ones y persona, cqmo lo juzgue conveniente, dentro de los límites de la ley natural, sin pedir licencia hA depender de la voluntad de otro hom~ bre. Es ta:rnbien un ·estado de igual– dad, en donde toda autoridad y ju- 1isdiccion es recíproca, no teniendo un hombre mas porcion de ella que otro hombre: en efecto, ¿qué cosa mas evidente, que el que criaturas de la misma especie }' .rango, a quie– nes la naturaleza ha dotado de las mismas ventajas, y Jel uso de las 1nismas facultades, sean tambien iguales entre sí, sin 'SUbordinacion ó sug·ecion? Esta igualdad de los hom– bres por naturaleza, el juicioso Ho– úker la mira tan evidente en sí mis- 3 ma, y tan· innegable, que en ella fun· da la obligacion <lel múttto amor en– tre los hombm¡, y de ella deriva las grandes máximas de justicia y cari... dad. El estado natural del hombre, ~s gobernado por la recta razon. Esta es la ley de la naturaleza que ilurnina á todos los hombre~ que quieren con ... sultarla; . y así no.. debe confundirse aqúel estado de libertad natural con .el esta(IQ de licencia, que es repug... nante á la ~·azon, la cual enseña á to... dos ,que para la paz r conservacion del género humano, nmguno ose ata– _cár los derechos de otro, ni que aten– te contra su vida , propiedad y liber– tad. Así que, cualquiera en el estado de naturaleza tiene un derecho para castiga.r a los infractores de Ja ley natural; porque esta ley, asi cotnQ las demas, pertenecientes á los hom– bres en este inundo, serían vanas 'é inútil~, si no hubiese nadie que en el estado de natumleza tuviese fa– cultad para hacer executar la ley na.:. tural, y pre~eryar así al inocente, y c~rta,r a lo~· invasores, y si en dicb.o estado nadie pudiese castigar á otro:, por mu daño que hiciese. 'Tampocv et·· hombre en el esta– ® de naturaleza tiene derecho para ca!l!tig."r arbitrari~_mP.nte 'a otro po111- br~, siho propor~ionalme,nte al deli-:– tú co~etido, es <lecir, con solo la p.e– na: suficiente p;ira la reparacion y res– triccion del mal, segun lo dicta la ra– zon y la conciencjá. Pero sobre todo~ po d'el?'e quedar impune la, transgre– sien de la ley natural; el infractor de élla se ~e.clara que vive baxo otra regla distinta de la razort y e'{Uidatl ~n, que es la medida que Dios ha fixado á las acciones de los hom– bres ' para su rec~proca seguridad: se -hace así peligroso al género hu::– máno, rp¡ppiendo el baluarte, qi,ie sirve para ·proteger á los hombres de toda injuria y viOlencia; y siendo este un ataql1e' he(!lio c~tra toda la esp~éie · hmnana, contra!ª paz y se• gtthdad de ella, cualqmer hombre por el derecho que tiene de preser– var al género humano en general, puede restringir, y si fuere necesa– rio, destruir todo lo que sea nocivo a Sl! especie; pue'1e castigar al ~ue 181

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