Periódicos: El Pacificador, El Triunfo de la Nación, El Americano, Los Andes Libres, El Sol del Perú

4 turbulencia! ; pero al propio tiempo la historia de lcu grandes coamocioaes de los pueblos , que es necesado consultar 8 cada paso , nos enseña que en la lu– cha de la libertad contra el desórden, siempre _hay campeones que lidian en defoo5a de este, tanto en el seno del pm:blo conmoyid0, como en el de orr~c; desafectos 6 rnteresadoc; en su coou– nuacion. Es decir , que quaodo alguna nacion tr(!ta dG rescatar su libertad, debe de.sde luego vivir alerta para opo– nerse ft las ¡naquinatipnes de sus ene– migos interiores .Y esteriores. Por f<?r– t'una, los primeros en ~uestra España no existen eri número considerable : ha– óia sí mucb9s persuadidos de buena fé, qué la Co_nstitucion sobre no ofrecer to· da la ~eguridád necesaria para mante· ner intact'a 1a pureza de hu~stra fé deprimía en gran maneq la autoridad 'ieal; pero calmadas las pasiom:~ , los rencores y el deseo de vengánza, y ali· cioaádos en la escuela de los seis últi– mos años, pocos habra ya que ao es· t~n plenamente disgustados del poder absol.uto, y ~onvencidos de la urg~ncia de ádoptar Jos sanos principios conte– nidos en l'lUestra códígo fundamental. Sí uno ú otro miserable prefiere toda– via sus comodidades al santo objeto de la felicidad de .la patria , su impotente rabia no podra menos de ser el blanco del desprecio y aborrecimiento de los honrados ciudadanos. Pero muy dife– rente debera ser nuestra atendon y cuidado quando se trate de.los enemi– gqs esteríores' declarados ú ocultos. Aquell(Js son menos temibles, porque sus medios de ofondernos son concfcidos, y asi es facil oponerles la competente resistencia; mas los ~cultos no enseñan las armas hasta despues de descargado e) golpe, y su táctica varía hasta el in– finito, siendo por desgracia el ho111bre mas fertil en recursos para hacer ~l mal que para obrar el bien. En el es– tado de apatía y de degradacion en que yadamos poco há , sin comercio, sin industria , sin marina , agotadai. lat fuentes de la riqueza pública y con es– pecialidad la de la agricultura: abatidos nuestros animos, y encorvados bajo el yugo del despotismo, los estrangeros p rove ían a todas nuest ras necesidades; y ahora no podran menos de ·mirár con sobresal ~o nuestro t ránsi to de la escla– vitud a la libertad ' de la ina~~ion a la ?Ctividad, del desconcie rto a.l órden, de la infa mia a l~ glbria ' y de calcular las ven tajas ó desventajas que les acar– r~ara el nuevo sistema próxrmo a res– taDlecerse. El oro, es te apetecido me– t Rt derra giado a manos llef!a.s para cor– romper las alma s ru ines , la abundancia de generes manufacturados vendidos a ínfimo precio, pa-ra deseonceptllar y dar por el pie a lac; fabricas nacionales y excitar el descontento d~ sus propieta– rios, el monopolio de los g ra nos , bien para encarecerlos , . bien para oc~tsionar el ha,mbre en un estado, y otros mil y mil ar tificios de esta clase, se 'han empleado en ot ras ocasiones, y algumfs con buen éx.ito , para derrocar los alcá· zares de la libertad , ó promover l~ guerras · in testinas , mas sangrier;itas y rninosas queJas de potencia a potenc;ia. Asi pues , ni en el gobierno ni en nin– guno de nuestros conc~udada nos esta ra por demas la observacion de las medi ~ das que adoptan los es t rang~ ros con referencia a nuestros intereses, emplean– do para d escubrirlas si ser pudiese los cien ojos de A rgos. A los que pisen el suelo español es dtbida hospitalid::id la proteccion y agasajo : viva n seguros a la sombra de las leyes , dis pongan de su propiedad del modo que les parezca m~s oportuno ; pero que no se 0pongan á la marcha d pjda y magestuosa, al fuerte impulso que debe darse á nues– tra Constitucion , 6 wian el. resenti– miento de una nacion grande y gene· rosa que prefiere la muerte al vilipeo- .dio, y la libertad a los mas preciosos bienes de la tiena. ( El Conservador. ) LIMA: IMPRENTA: DE LOS HUÉRFANOS. 16

RkJQdWJsaXNoZXIy MjgwMjMx