Periódicos: El Pacificador, El Triunfo de la Nación, El Americano, Los Andes Libres, El Sol del Perú

2 que deben contribuir anden con ~nas y fri. vo!as escusas ; quando Jos qu~ tengan cal>a~ llos y se les pidan por ser necesarios Jo¡ esconden en Jos conveotos de monjas, ú otra par1e por no darlos; quando losjovenes ro• bustos y solteros se abriguen en las casas ~eligiosa1, y en eUas hallen proteccion para librarse de seuoldados, quitado todos los que tengan robum:d deban sr.;:rJo. Ninguno, Sr. Editor, es mas conslitu· cional qut yo , ni mas obsuvame de las le– yes qu111do po se- oponen á Ja salvacion de la patria , que ei la. suprema entre todas; pero V. no ignora que ningunas hay mas sagradu ni rn,as inviolabl:es que las de J.a naturaleza , á quienes es predso en algun caso hacer callar ó ayudarlas por uo ser su– fidente por sí &olas. Los cuerpos animados son regidos por leye~ semejantes que el 1u– tor de Ja n:1luralez.a les ha prescripto e im· preso al crearlos, "omo lo bito con todos los demas , y s11fren sin embargo sus alte– uciones, quando los elcmemos de: q1.1e quiso componerlos pierden su equilibrio : en c:uyo caso no pueden por si rnísmos ni por me– ~io de aquellas leyes sagradas , que h~sta emónces los r.igieron J volver al estado y órden regular que ánces tenían. Se necesita cmónces de ~n médico , y este usa de l& .stl11gria, del caustico, del v@mitivo y de Ja la– vativa, y de otros remedios que son fami· llares á Jos conocilnieatos de liÜ militar : con c¡sto se restablece de nuevo e~ equilibrio per– dido, dejando en seguid!l obrar á las sabias leyes de la nacuraleza. Los cuerpos morales siguen un órden muy parecido á los físicos : üenen ele'!lellloS de ~ue se componerP, tieoen leyes , tienen en– fermedades y es necesaria consecuencia que •engau médico, sang_rias, aau,ticos, vomiti1Jos y lavativas. Ya lt:ncmos el médico para curar e~tc: cuerpo pQlítico., y es el acrnaJ virey, «JUien no dexa de estar ac.re.ditado por otras cui:as anteriores : y aunque los remedios in. dicados oo le son muy favoriws, no dudo que si llega el enfermo al caso figurado se los aplique, ó m:jor diré que puede escar seguro que tendrá que sufridos , debit:ndo V. de: conve1úr conllligo eu que 1iene exce– leates practicantes para verificar la operacion. Et ~ue por 110 Jaber firnuff hi7.o '" seiíal de Jo Cru7'. SOBRE LA PREPONDERANCIA DEL comercio ingles. DificlJ seria adivinar ·el thmino que la Inglaterra ha señalad() á la esteosion de sus doini11ios y a las preteusione.s esclusivas d~ su cotc1ercío. En los puntos mas cscnda!cs ~el globo ti~lle ntableddas fac:todas ó coloniaz; ~ us na yios cubren y enseñoreau los mares; y su oro y sus agentes recorrca todos )QS ángulos de la tierra. No contenta eoo poseer !- Ja c:xtrcmidad mcrídioaal del Aliia, rcgionea tan va&tia y tan prngucs como Jo~ was gran· 22 eles y lflas opulento¡ estados de Europ.a , in. tentó y Jogró extenninar á los nababes ó re– yeznelos de Bengala y de Coromandcl , y ~u destruccion proporcionó á la compafüa de Ja India ó á sus dependientes un rico botin , re– gulado en cerca de doce mil millones de rea– les. A,l mismo liempo invadió y ocupó el ter– ritorio que posciao én el continente asiá1icó la Holanda y la Francia; despojó para sit:m– pre a estas potencias de sui. mas predosos establecimientos , á exc.~pdon de Cey Jau y de Borboo 9ue les hi devuelto en 1~ 1 4, y sujetó el défüJ comerdo de porrngues.:s y espa'ñoles en la India, á dena especie de intervencittrr humillante y oprobios¡¡. Háciu la parte oricmaf del Asia logró ser repu– tada por la prirnera y casi única ~1acio11 del occideme, coa cuyo obJelo envio, años áu– tes, una ostentosa embajada á la Chioa pa– ra persuadir á su sobaanc• que Jos produc– tos industriales de los europeos eran obra de la nacion inglesa ; y piular á Ja-s durra~ de nuestro comineocc como saivages ó scdilio– sas, con las cuales no se1h 1JÍ útii llÍ Je– ceme entablar comnnicaciones dir¡:n~s .• El Africa es un teatro donde han mos– trado y mucscran los inglt:ses la 1nisma in– quieta acliv idad. Al sur despojaron á J.os ho– landeses de sµ mas importante colonia , al oorte wdas l~ potencias bcrberíscas se han sometido á su influjo ; al oe~te proh.ibcn ó toleran, segun les conviene _, el trafico de Jlegros , y al é.ste y en la parte interioºr bws– can codiciQsameme nuevos maaamiaLes de riqueza para esteuder Ja e~fcia «Ie su ~o­ mercio. En América la lnglaterra, .que de algun tiempo á es~¡¡ parte era consilierada CQUlO la primera de las poien.cias coloniales, es ahor~ casi Ja ~nica, pues aunque solo posee en el continente septentrional Ja Ac:ídia y el Ca– nadá , bastan estas dqs provindas para asc:– gurarla el comercio ex:du5ivo de las pele– terias y del ba.,cabo , al paso que Ja Ja– mayca y la Tdl)idad se han couveni\!o i.:n empórios desJe doude se Jistrib\lyen las ri– quez.as de ambos mundos. Finálmcnic desde c:l seno mcxil;a110 hasta el polo ausLral prr.;:– domina en la na vegacion , tu el mouópo– lio , y en el co!llrabando la activiJ:id in· glesa , que tiene á los Estados- unidqs 1i– miiados en su com'erciu , y casi dependku– ti:s de su voluntad para dar salida á los sobrantes de su industria agrícola. Igual activirt~d m.rnifie;ian , igual in· fluencia ejercen los ingleses en Eurnpl. De todos los ángulos del orbt: llegan á SliS cos– tas sus inmensas producciones ; y de 1::.t:i drcunstanda , junta á los progresos asotu– brosos que ha hecho su iod Listria á fJ vür dt- la simplificacion de las máquio:is y de~ ahouo consiguieute de brazos , resulta qut: sui merca¿o:; sean los primeros d:: cstl p.:i-rt~ del mundo. De aquí la asombrosa estcmioq de su cr.édiio , la dependencia Jd de las otras· nadonc& , la facilidad de acumul:\r

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