Primer Congreso Constituyente

316 PRIMER CONGRESO CONSTITUYENTE Y supuesto que los Ministros de Estado son el órgano inmediato del Gobierno, y responsable cada uno de por sí o in solidum, según la parte que haya tenido en la adnmiistración, señalados los artículos respectivos a tal poder, deben entrar los que corresponden a éstos. Su misma naturaleza exige que recaigan tan graves comisiones en ciuda– danos que reúnan las mismas circunstancias que el que ejerce el Po– der Ejecutivo. Tres de ellos parecen suficientes para la más expedita administración de los negocios, si se encarga exclusivamente a cada uno su peculiar departamento, y si los nombramientos recaen en hom– bres que propiamente puedan llamarse de Estado. Desciende ahora la Comisión a otro capítulo acaso más delicado que los anteriores: habla del Senado conservador. Aunque es verdad que la división de poderes es la primera salvaguardia de la libertad política y civil, observada la economía del sistema representativo, que– da todavía imperfecta y como sin trabazón la estructura constitucio– nal, si no se previene a tiempo una institución conservadora, que reu– niendo caracteres congénitos a su naturaleza, sea al mismo tiempo el apoyo de la estabilidad de la Constitución, y el medio de resistencia que debilite los embates de la arbitrariedad. Tal es el Senado que es– tablecen las Bases, cuyo primer atributo debe consistir en su total se– paración o independencia de los poderes legislativo y ejecutivo, para que no se prostituya en el ejercicio de sus funciones, ni por esperanza, ni por temor.- Debe tener también por su mism~ naturaleza cie1ta inercia constitutiva que contraste con su influencia, moral, para que nunca pueda sobreponerse al Gobierno, ni a la legislatura, ni trastor– nar por consiguiente el orden armónico que debe reinar entre ambos. Mas no por eso se le ha de privar absolutamente de una vitalidad polí– tica en ciertos ejercicios, que si se confiaran a alguno de áquellos po– deres bajo nuestro régimen constitucional, se les daría una preponde– rancia poco conforme con su misma armonía y con la libertad públi– ca.- El tercer carácter de esta corporación depende del merecimiento, virtudes y espíritu verdaderamente patriótico de cada uno de sus miem– bros, quienes, si se conducen siempre con dignidad, con sabiduría y con firmeza, se habrá atraído el Senado la veneración pública, y per– petuado en él la confianza de los ciudadanos, manteniendo juntamen– te en su vigor las instituciones que conserva. Consiguiente a estos principios, la Comisión ha organizado el Se– nado, confiando la elección primaria de sus miembros a las provincias, respecto de que a ellas interesa nombrarlos custodios de su libertad; correspondiendo la designación por cada Departamento al Congreso quien nunca podrá salir de las listas que se le presentasen. De mane– ra que con esta precaución, al mismo tiempo de ser popular el nom-

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