Primer Congreso Constituyente
DECRETOS Y COMUNICACIONES 317 bramiento, es acertado e igualmente libre por la amplitud de la base de elegibles sobre que se extiende. El Senado se renueva por tercias partes, que así atesorará un fondo de riqueza intelectual y de experiencia, que sucesivamente vaya trasmitiéndose por los órdenes en que está distribuido, tanto, que sien– do nuevo cada seis años, se reputará en sustancia tan antiguo, como si permanecieran en ejercicio los primeros fundadores. Cuya circuns– tancia llena perfectamente la perpetuidad hereditaria de sus miembros, inadmisible desde luego en nuestro sistema, pero indubitablemente compatible con la dignidad senatorial.- Por todo esto, la edad de 40 años, la propiedad, las luces, los servicios distinguidos, la integridad y las demás virtudes propiamente varoniles, constituirán al senador en tales términos, que precisamente afirmen la respetabilidad del cuer– po en sus mismos individuos, bajo la omnipotencia de la opinión públi– ca, que es la que soberanamente decide de todo en los Estados libres. Pero recorramos sus principales atribuciones. Debe estar en con– tinua vela sobre la observancia de la ConstituciÓI) y de las leyes, y con el ojo siempre fijo sobre los ciudadanos, -que así se evitará a tiempo el desorden de la administración pública, y nunca ~e corromperá la mo– ralidad civil. Le toca igualmente elegir y presentar al Poder Ejecuti– vo los funcionarios de la lista civil y eclesiá~tica para que má~ des– prendido el Gobierno de las afecciones que de ordinario inspira la per– sona a quien le ha dado un empleo, pueda éste compelerle ejecutiva– mente al lleno de sus obligaciones, y para que, equilibrada esta parte de poder que regularmente se encomienda al Poder Ejecutivo, sea pe– sado el mérito de los ciudadanos por una corporación venerable, en que se supone estar de asiento el consejo y la prudencia. Consiguiéndose, asimismo, que las provincias tengan el consuelo de influir casi inme– diatamente en la elección de sus mandatarios y que se eviten las que– jas y divisiones que, por causa de los empleos, se han introducido en casi todas las secciones de América después de la revolución.- Es ne– cesario que oportunamente se corten los resentimientos provinciales; y que al recibir la Constitución, sepan todos, que todos están llamados a todos los destinos de la República, y que no habrá más preferencia que la que den el mérito y la virtud. Dándose, pues, los empleos por el Senado y turnándose los senadores, ni el Gobierno se hará odioso, ni las provincias tendrán que culpar a otro que a su mala elección e inad– vertencia. Este es un punto tan interesante, que su observancia sola va a sofocar las semillas de una guerra civil y a aprnsurar también la independencia continental. Ultimamente, la convocación a Congreso ex– traordinario cuando lo exijan asuntos graves, su consejo en éstos y su voto con~ultivo en la ~ormación de la~ leye~ y algun_a~ {acultade~ de la
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy MjgwMjMx