Primer Congreso Constituyente
DECRETOS Y COMUNICACIONES 325 den que el conocimiento práctico de las fortunas individuales, y de la aptitud que, según el régimen de la República, puedan tener todos los ciudadanos para adquirir con proporción a su trabajo; qu~ así se dis– minuirán en cuanto sea posible las imposiciones, llegando a ser entre nosotros el máximum de la Hacienda un resultado del fomento que en países bien reglados suelen soportar los ramos productivos. Y como Hacienda sin economía nada valga, el Ministro de ella ade– más de las obligaciones comunes con las otras, deberá atender en su ramo de una manera muy particular. Así a él corresponde formar los planes generales y particulares, los presupuestos de gastos y contri– buciones ordinarias y extraordinarias; pues que apoyado este género de intendencia en puro cálculo, no es otra cosa en sustancia que la con– tinua resolución de problemas que presentan las necesidades públicas, y la exigencia del pundonor nacional para satisfacerlas. Por consiguiente, una Contaduría General donde se examinen: li– quiden todas las cuentas de las oficinas subalternas del Estado y una Tesorería General que custodie el tesoro, deben establecerse en la ca– pital de la 'Ilepública con los jefes y empleados necesarios dependien– do todo lo demás de una ley reglamentaria de Hacienda, en que parece deberse consultar tres puntos capitales: -19 Exactitud e igual régimen en la economía interior.- 2Q Número muy preciso de empleados con la competente dotación.- 3Q El orden de su escala, y modo de formarlos, en términos que por una estimación gradual de conocimientos y de mé– rito, llegue el último oficial a ser con el tiempo el primer jefe; porque introducir ciudadanos de extraño servicio en oficinas donde se han ocu– pado con provecho otros que a ella se dedicaron desde sus primeros años, además de alterar el orden de la justicia, es mantener siempre en atraso este linaje de tareas respecto de sus funcionarios, quienes trabajarían con otro aliento, si supiesen que estaba bien seguro su as– censo, y que algún día se les proporcionará en su carrera representa– ción, descanso y comodidad. ¿Por qué en la milicia y en otras carreras se ha de observar un progreso inviolable de escala, y no en la de ha– cienda que es la que da verdadera existencia y nervio a todas las de– más instituciones? La Comisión . considera que admitiéndose en este importantísimo ejercicio jovenes expeditos para el cálculo y regular– mente iniciados en las primeras nociones de economía política guar– dada rigurosamente la escala, en pocos años logrará el Perú una hacien– da pingüe y perfectamente administrada. Por lo demás, contribuirán de resto a este objeto la abolición de los Estancos, la supresión de las Aduanas interiores y el estableci– miento de bancos de rescate. Pues así gozará todo ciudadano de una perfecta libertad en el modo de hacer ~u logro individual, de cuyo con-
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