Primer Congreso Constituyente

DECRETOS Y COMUNICACIONES 331 reverso del otorgamiento más augusto que puede practicar el hombre, vemos ya escrita su infame perfidia, sépase a lo menos que no sólo ha despreciado la opinión general, sino también insultado a la Divinidad misma.. Termina el proyecto con la declaración especial de los principa– les derechos sociales e individuales; porque, aunque por el temor de las partes anteriores están afianzados solemnemente, ha parecido ne– cesario el que se lean como en una tabla separada, para inculcar cons– tantemente su respetabilidad; para que leídos con frecuencia exciten la meditación de los ciudadanos, y para que instruido el pueblo de que éste es el último resultado de su sujeción a las trabas sociales, se em– peñe en recobrarlos, como que pudiendo serles difícil entender las otras leyes que los cautelan, por este medio le será muy claro saber que se ha atacado su libertad civil, su seguridad, propiedad, etc. Con este capítulo ha concluido la Comisión . la grande obra que la dignación del Congreso fio a sus pocas luces. Ya en el progreso de es– te análisis ha indicado su temor y desconfianza, y ahora manifiesta al Congreso la perplejidad que constantemente la ha agitado, viéndose por una parte obligada a no apartarse de las Bases juradas, y por otra a condescender con observaciones tomadas de la situación misma de la República; de suerte que, conducido el espíritu del proyecto a un pun– to determinado, no ha estado en arbitrio de la Comisión proponer re– glas disconformes, que aunque no hubiesen sido las más acertadas, ha– brían apresurado por lo menos el curso de las tareas. Sobre todo, la experiencia, que es la maestra de los legisladores, deberá decidir de este ensayo, que para esto está declarado que la presente Constitución queda sujeta a la ratificación o reforma de un Congreso general, com– puesto de los diputados de todas las provincias actualmente libres y de todas las que fueren desocupadas por el enemigo, terminada la guerra. ¡ Quiera el cielo que los pueblos reciban este código con el mismo amor con que los primeros Representantes del Perú han procurado formarlo, para asegurar esa libertad porque pelean, esa libertad pqr la que se está derramando tanta sangre, esa libertad, en fin, que los pueblos mismos no conocen, y que siendo la que ellos quieren y la que pueden darse soberanamente, la desprecian, regocijándose de otra apa– rente que los _astutos tiranos suelen predicarles! Si el Perú, señor, reconoce los trabajos del Congreso, que por su expreso y espontáneo voto se ha reunido a constituirlo y darle una forma de gobierno, el Perú está en marcha a una libertad gloriosa, por– que ha empezado a estimar la obra de sus propias manos, la expresión más sencilla de su voluntad soberana.

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