Primer Congreso Constituyente

DECRETOS Y COMUNICACIONES 357 Puno.- Tomás Porcada, Diputado por Lima.- Toribio de Alarco, Dipu– tado por Huancavelica.- José Bartolomé Zárate, Diputado por Huaman– ga.- Anselmo Flores, Diputado por Arequipa.- José Gregario Paredes, Diputado por Lima.- Manuel Muelle, Diputado por Huaylas, secreta– rio.- Miguel Otero, Diputado por Tarma, secretario. Por tanto mandamos a todos los peruanos individu.os de la repúbli– ca, de cualquier clase y condición que sean, que hayan y guarden la constitución inserta, como ley fundamental de la república, y mandamos así mismo a todos los tribunales, justicias, ~efes, gobernadores y demás autoridades así civiles como militares y eclesiásticas de cualquier clase y dignidad que la guarden y hagan guardar, cumplir y ejecutar en todas sus partes.- El ministro de estado en el departamento de gobierno y relaciones exteriores dispondrá lo necesario a su cumplimiento, hacién– dola imprimir, publicar y circular, de que dará cuenta. Palacio del go– bierno en Lima a 12 de noviembre de mil ochocientos veinte y tres .- 4<;>_ 2Q- José Bernardo Tagle.- Por orden de S. E. Juan de Berindoaga. Colección de Leyes.- Quiros– Tomo I. Núm. 167. 283 DISCURSO PRONUNCIADO POR EL PRESIDENTE DEL CONGRESO DON MANUEL SALAZAR Y BAQUIJANO AL APROBARSE LA CONS– TITUCION, EN LA SESION DEL 12 DE NOVIEMBRE DE 1823 Representantes del Perú: Os habéis reunido en este santuario de la ley, para dar el último tes– timonio de haber desempeñado la más interesante obligación que os im– pusieron vuestros comitentes. Sí: venís a suscribir la Constitución que acabáis de sancionar. Por este solemne acto aparece a la faz del Universo ya constituida la República Peruana: día fausto para la Patria. En este momfnto se– púltense en perpetuo olvido aquellos malhadados en que parecía vaci– lar la fortaleza de vuestra soberanía, para levantar con una mano el ma– yor de los edificios que pueden proyectar los mortales, y con otra, in– flexible, luchar con las insidias y agresiones de los enemigos internos y externos. Desglósense de los fastos de este Soberano Congreso tan man– chadas páginas y archívense sólo para eterna memoria de incontrastable constancia. Pero, señor, funestos recuerdos no marchiten las glorias pre– sentes. Apresúrese vuestra soberanía a prestar el sacro don que tanto an– helan los hijos del Sol; y pues alta dignación me colocó en esta primera

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