Primer Congreso Constituyente

DIARIO DE DISCUSIONES Y ACTAS 479 que daría a la opinión el que los pueblos viesen con el mando supre– mo a los mismos que habían constituido en sus defensores. Refutó cuidadosamente los argumentos de los que opinaban contra la propo– sición. -No nos ate~e, concluyó, el horroroso ejemplo de la Francia: si desapareció la libertad, si el comité de salud pública llevó la segur del exterminio sobre las más ilustres cabezas, fue porque la Conven– ción que se invistió del poder ejecutivo, lo dejó en aquel tribunal de sangre, constituyéndolo diferente y superior a sí misma. En vano baja– ba la sombra de Dantón y Desmoulins para vivificar los corazones que en tiempos más felices supieran dirigir: el mal era antiguo, muy po– derosas sus causas. La asamblea Constituyente en 30 meses de duración agitó todas las pasiones más turbulentas. La legislativa formada en el tumulto de las asambleas populares, sitiada de clubes Jacobinos, de inquietud, de efer– vescencia, de alteración, de ciencia en sediciones, y sobre todo, el te– rrorismo mal podía ser la fuente de la libertad. En medio de la volubilidad del carácter francés, del odio de lo~ par– tidos, de la diferencia y encono de las sectas, del empeño y recursos para esclavizar a la Francia de todas las naciones coligadas, era preci– so que el bajel del Estado fracasase. ¿Qué hay, pues, de común entre esa situación de la Francia y la pre– sente del Perú? Aquí las luces recién nacen, mjentras París era un foco de rayos luminosos, que causó un incendio; las costumbres, el ca– rácter del pacífico peruano todo marcha en sentido contrario del que seguían los franceses: todo indica que es vano el temor de los que, es– tremeciéndose con la memoria de Robespierre, reprueban una medida, que sanciona la razón, que exige la necesidad y las actuales críticas circunstancias en que nos hallamos. Dado el punto por suficientemente discutido, ~e procedio a la vota– c,ión, y se pidió que fuese nominal. Se declaró así y se votó en seguida, estando por la afirmativa los si– guientes señores: Tenorio, Arguedas, Pastor, Argote, Alcázar, Arce ( D. Tiburcio), Ze– vallos, Salazar y Vicuña, Alvarado, Mancebo, Carrasco, Alarco, Ortiz, Colmenares, Forcada, Paredes (D. Gregario), Piélago, Miranda, Iriar– te, Morales, Zárate, Mendoza, Otero, Dávalos, Requena, Cuéllar, Ramí– rez de Arellano, Rodríguez (D. Francisco), Cárdenas, Araníbar, Lago, Arce (D. Mariano), Paredes [D. Joaquín], Luna Villanueva, Ferreyros, Conde de Vi ta Florida, La Hermo§.a, Carranza, Pre~idente (r); y por

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