Primer Congreso Constituyente

DIARIO DE DISCUSIONES Y ACTAS 481 y debilitado por su Constitución viciosa. Mas luego que estos juicio– sos americanos enmendaron su pasada falta, aplicando la unidad de poder a la persona del inmortal Bolívar, su hijo primogénito, consu– maron sus destinos, arribando a la cima de la prosperidad y la fortu– na en que hoy se encuentran. Estos ejemplos nos deben hacer más circunspectos, a fin de evitar en tiempo errores y contradicciones que pudieran arrastrarnos al preci– picio. No es este negocio de la naturaleza de los ordinarios y comunes para someterlo a ensayos y tentativas. Debe, pues, ser conducido por las sendas ciertas y seguras de la historia y la expeliencia. Convengo en que un solo hombre fácilmente se desliza en la arbi– trariedad y los abusos; pero este defecto parece muy pequeño, si se considera el máximo peligro que estamos corriendo, a cuyo vencimien– to se hace urgente sacrificarlo todo. Además, la medida que propongo sólo es provisoria. Tenemos tiem– po para meditarla en la formación de la Constitución permanente del Estado. El gobernante que ha de designarse está también sujeto a la in– mediata inspección y vigilancia de esta augusta Asamblea, cuya cuali– dad constitutiva extraordinaria, que reúne todos los atributos de la So– beranía, ejercerá sobre su conducta una saludable censura, pudiendo variar en todo evento sus resoluciones. Se me hace igualmente preciso advertir, que la corrupción universal de costumbres en que hoy sé hallan envueltos los indígenas america• nos, castas intermedias y aun los blancos, reclama imperiosamente una autoridad individual, pero concentrada, vigorosa y robusta capaz de re– primirlos, reduciendo a todos al punto de sus obligaciones. Nuestra actual posición política es peligrosa y temible; estamos rodeados por todas partes de principios desorganizadores, y cualquier error o inad– vertencia podría arrastramos a una entera ruina. Por tanto, concluyo atreviéndome a asegurar que depositar el poder ejecutivo en otras manos que las de un solo individuo, valdrá tanto co– mo la de renunciar nuestra libertad y adquiridas glorias. El señor Tudela -El Soberano Congreso se ha reservado el ejercicio del poder ejecutivo para todo lo grave y difícñ, y delegado el resto a una comisión de su seno. ¿Será uno, serán tres o .cinco los individuos de que ha de formarse? Tiempo ha que Alejandro dijo, que ni el mundo podía tolerar dos soles, porque uno y otro se consumirían. No fue esta expresión de un ambicioso sino de un guerrero el más hábil, el más esforzado y feliz

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