Primer Congreso Constituyente
482 PRIMER CONGRESO CONSTITUYENTE que produjo la antigüedad. Adoptaron esta máxima lo~ romanos, eli– giendo un dictador, cuando lo exigía la salud del Estado, y todo pueblo que ha jurado defender su libertad, ~u vida y su fortuna. Tales, ciudadanos representantes, el tiempo crítico y difícil en que os habéis reunido para salvar el Perú. Nuestro enemigo, orgulloso y feroz por el suceso desgraciado de lea, se ha negado a las propuestas filantrópicas que le hizo en Julio el Generalísimo San Martín. Creyendo Canterac ser esta ciudad la misma que en 29 de Enero de 1821 vio con la más fría indiferencia la revolución de Asna.puquio, ha tenido la osadía de amenazarla con una suerte igual a los de Cangalla, si al presentarse con sus hordas no se apresuran a recibirlo. La guerra es el asunto más grave para la actual administración. Comprendido entre los que se ha reservado el Congreso, corresponde a ~u sabiduría deliberar y decidir, y a la comisión ajecutar ~us reso– lucione1i _soberanas. El senado de Roma no presentó en los días funes– tos de Aníbal actitud más enérgica y marcial que en la Era actual el Soberano Congreso del Perú. Si setenta ciudadano~ han de deliberar con rectitud y madurez, sólo uno debe cuidar de la ejecución. Logra– remos R!iÍ que ésta sea enérgica, rápida, secreta, útil y saludable al Estad(). La escasez de dinero nos obliga también a tomar esta medida. Sien– do tres los comisionados será tal vez necesario aumentar la asignación hecha al Marqués de ·Trujillo. Se trae a la memoria el sueldo de los antiguos virreyes, la carestía de la capital, y lo~ gasto~. precisos para so~tener el decoro del empleo. Se regravará entonces, no el erario, sino el pueblo contribuyente, o más bien el pueblo ~oberano por soste– ner a unos individuos inútiles. La economía es de nece~idad absoluta para no perecer, y ésta no se logra cercenando sueldos, ~ino minoran– do empleados con austeridad inflexible. He oído decir que el Congreso debía reservar el ejercicio del po– der ejecutivo para que al tiempo en que éste se di~uelva por la salva– ción del Estado, no aspirasen los que ejercían e~e poder a contrariar sus ideas benéficas, y tal vez a su dominación. Se evitarán éste y los demás inconvenientes, si la comisión vela mensualmente por todos los ciudadanos representantes. Sabiendo que fenecido e~te corto período han de regresar al Congreso, se abstendrán de toda maquinación, y ca– so de intentarla, les faltará tiempo para llevarla a cabo. Su servicio será gratuito, y en nada odioso al resto de ciudadanos. Habrá una reunión la más perfecta entre el comitente y el comi~ionado, y su re– sultado será la salvación de la patria.
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