Primer Congreso Constituyente
A.CTAS DE LAS SESIONES SECRETAS 243 dad que pue- (f. 59.) da concentrar el poder militar, reunir la opi– nión y dirigir la campaña, disponiendo los planes de Ja guerra; que además estando inclinada la opinión del pueblo a favor de este pro– yecto, era consiguiente que si no le llamaba el Congreso se atraería el odio público en el caso de un suceso adverso que sin duda se atribuiría a la omisión de este paso, especialmente cuando es tan conocido el empeño con que se procura malquistar al cuerpo re– presentativo: que el Libertador probablemente no vendría porque ha– biéndosele imputado que tenía pretenciones sobre el territorio del Pe– rú, es decir que quería atacar los intereses y Ja libertad de la na– ción, no era creíble que accediese a insinuación alguna del Gobier– no, que por otra paite no tiene autoridad para llamarle, si no lo hace la Nación misma representada por el Congreso; por último que sea cual fuere Ja resolución que se tomare debe procederse con el ho– nor y dignidad que corresponde a la soberanía. Algunos SS. opinaron que era preciso dejar bien puesto el ho– nor del Gobierno, y que para llenar el vacío que resultaba sí el Congreso llamaba al Libertador sin antecedente alguno que acredite ha– berlo hecho el Gobierno con prnvia consulta y anuencia del Congreso, lo que importa lo mismo que un grave descubierto contra el Gobierno, se le oficie a éste pidiéndole noticia del estado del negocio, y a con– secuencia de lo que dijere, se le indique que puede llamar al Liber– tador diciéndole que lo hacía de acuerdo con el Congreso. Otros SS. no conformándose con este medio dijeron que siem– pre se echaba de ver el mismo vacío y el mismo descubierto, pues quedaba siempre en cla- (f. 59 v.) ro que el Gobierno no solamente había procedido sin facultades sino que tampoco había dado a la au– toridad soberana la noticia correspondiente de un paso de tanta im– portancia y trascendencia. Finalmente divididas las opiniones acerca del modo de conciliar las dificultades que asomaban aunque todos conformes en la necesidad que tiene el Perú de la presencia del Libertador, y habiendo mani– festado el Sr. Presidente que la materia demandaba serias medita– ciones, y que por tanto no era de resolverse en el día, se levantó la sesión. (Fdo. ) Carlos Pedemonte Presidente
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