Primer Congreso Constituyente

ACTAS DE LAS SESIONES PUBLICAS 155 se pida a la Junta Gubernativa un estado aproximado de las entradas y salidas de caudales en el tesoro publico. Se levantó la sesión. Xavier de Luna Pizarro Presidente 1 osé Sánchez Carrión Diputado Secretario F. J. Mariátegui Diputado Secretario SESION EXTRAORDINARIA DEL MISMO DIA POR LA TARDE Leida y aprobada el acta de la anterior, se avisó que la Junta Gu– bernativa esperaba la respectiva venia para entrar al Salon del Congre– so. El Sr. Presidente nombró seis SS. Diputados que la salieron a recibir. Introducidos y ocupados los asientos respectivos, hizo una prolija enumeración el Sr. Presidente de la Junta, del estado calamitoso en que se halló el Perú, quando tomaron las riendas del gobierno. Se encargó de la expedición que babia salido para libertar las altas provincias; del exercito que debía salir para Jauja, y la necesidad que había de que que– dase un cuerpo de exercito respetable, para poner en seguridad a ]a ca– pital de toda invasión enemiga. Hizo ver quales habían sido las órde– nes dadas para reemplazar la baja de los cuerpos, y que si el vecinda– rio había esperimentado algunos males, esos habían sido causados por aquellos a quienes se les encargó la ejecución de lo mandado. El Secretario de la guerra leyó ]as ordenes libradas, y de que se había encargado al Sr. Presidente de la Junta: por ellas constaba se ha– bían pedido al Sr. Sub-Inspector de cuerpos cívicos mil y doscientos hombres de los vagos, mal entretenidos, y en su defecto de los solteros, con el objeto de llenar las bajas. Hablaron varios SS. DD., los que fueron de opinión, que la causa del disgusto publico era la mala conducta de los comisionados para las levas. El Presidente de la Junta pidió se le permitiese salir mandando el ejercito que debe atacar al enemigo en Jauja. Los SS. Figuerola, Una– nue, y Carrión fueron de dictamen, no debía por ahora resolverse so– bre el particular; y que sobre ello dispondría el Congreso quando fue– se conveniente. El Sr. Presidente del Congreso hizo una larga enumeración de los males que amagaban al público si se daba oidos a los tiros de la male-