Quinto Congreso Internacional de Historia de América

TÚPAC AMARU Y LA PROYECCIÓN DE SU PENSAMIENTO 9 Todo ello obligó al Virrey Manuel Guirior a tomar ciertas me... didas de prudencia que disgustaron al Visitador José Antonio Areche: éste denunció ante la corona la actitud suave del Virrey, que fue pronto sustituido por Agustín Jáuregui (4). EL CAUDILLO En estas condiciones surge Túpac Amaru como jefe de la insu... rrección. Fue el día de San Carlos, 4 de noviembre de 1780, cuando el señor Cura de Y anaoca, Carlos Rodríguez, celebraba su santo y de paso también el de Carlos III, con una comida a la que asistieron el co,.. rregidor Antonio Arriaga y Túpac Amaru; terminada la fiesta, el cau... dillo echa un lazo a Arriaga, lo tira del caballo y lo lleva a Tungasuca en donde, después de proporcionarle los auxilios espirituales, lo hace ahorcar. Con este episodio principia la atroz guerra de liberación. Antes d~ dar muerte a Arriaga logró que éste diera órdenes a su cajero en Tinta, Manuel San Roque, para que le llevara las llaves del cabildo. Esta maniobra facilitó la entrega de 32, .000 pesos por parte del tesorero y, un sobrino de Arriaga. Después de arengar al pueblo en castellano y quechua, dio los primeros pasos bélicos por Quispicanchis, Ayaviri, San Pedro de Bella... vista, Talca, Pomacanchi, Quiquijana; la rebelión se extendió como re... guero de pólvora por otras regiones. Pronto se movilizaron las fuerzas de Lima y del Virreinato de la Plata. Mientras tanto, Doña Micaela Bastidas, esposa del caudillo. mu... jer inteligente y aguerrida, se quedó a la cabeza del gobieTno insurgente en Tungasuca. Después de una serie de victorias sobre los realistas, Túpac Ama-– ru puso cerco a Cuzco pero por falta de elementos y la llegada de refuer... zos realistas, se vio precisado a abandonar el sitio. La estrella de la victoria se le eclipsó desde entonces. Fue derrotado en Checacupe, Com... bapata y Lanqui, donde fue aprehendido con su esposa y otros alle... gados; conducidos a Cuzco, ahí se les condenó a sufrir una muerte atrozmente despiadada. Cuéntase que cuando el cruel visitador Areche lo interrogó sobre los hechos ocurridos, él le dijo: Nosotros somos los únicos culpables; tú por haber agobiado al País con exacciones insoportables y yo por haber querido libertar a mi pueblo de semejante tiranía. La ciudad colonial, apacible y llena de recuerdos, tradiciones y leyendas, un día después del reciente asedio, nuevamente vio profanada su ancestral prestancia cuando, bajo u.n cielo encapotado y ennegrecido,

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