Quinto Congreso Internacional de Historia de América
TÚPAC AMARU., TÚPAC CATAR!, TOMÁS CATARI 161 pac Amaru y otros a Túpac Catari... ·'en suma, no sé a qui~n", apun– taba desconcertado ( 17). Documentos hay en los cuales se sefieren a Túpac Catari como "Inga Rey". Asimismo, existe prueba documental que, el 19 de marzo, al incorporarse al cerco de La Paz, Túpac Catari se hizo nominar ..Tú– pacatari Inga Rey" ( 18) y su nombre era voceado con algazara ha– ciendo la gente a su paso ·· genuflexiones de besarle la mano... y con su mujer hincándoles las rodillas" ( 19). Testimonios confusos existen que no precisan a quién señalan exactamente; aquellos que hablan de "el monarca rey Túpac Nina Catari" (24 de marzo de 1781 en llave), o Ariquitipa Túpac Catari Inga (Chucuito, 21 de abril de 1781). Al parecer hubo comandantes rebeldes que adoptaron el nombre del caudillo altoperuano, agregán,.., dolo al suyo, pues hubo dos jefes famosos apelados Nina y Ariquiti– pa (20). Cuando Túpac Catari estuvo a punto de asaltar La Paz, dijo: '·Ya vencimos, ya estamos bien y ahora si he de procurar hacer la gue– rra a Túpac Amaru para constituirme yo solo en el monarca destos reinos" ( 21). Era una grave aseveración. El arresto de Túpac Catari por or– den de Andrés Túpac Amaru no deja dudas en que algo verídico se escondía tras estas versiones. Pero en general -por convicc1on o entendimiento político– Túpac Catari siempre aceptó la relativa supremacía de los Túpac Amaru, "los Incas", como los llamaba y por eso frecuentemente fir,.., maba documentos como "Virrey Túpac Catari", pues el rey era José Gabriel. Así aparece por ejemplo en el suscrito el 15 de septiembre de 1781 (22) y en varios más. Los Túpac Amaru habrían tenido que frenar gestos autono,.., mistas del formidable dirigente plebeyo de la insurrección y lo consi– guieron no sin dificultades, en pleno fragor de los combates de La Paz, que· fueron los más rudos de toda la rebelión. Fue caudillo de extraordinarias condiciones, pese a su modesto origen de buhonero, de ambulante vendedor de coca y bayetas. Supo imponerse a caciques que mucho respetaban títulos nobiliarios y me– nospreciaban a los vasallos comunes. Dos veces sitió La Paz, por espacio de varios meses, con infinita mortandad en los dos bandos. Usaba capellán y secretarios mestizos. V eneró mucho todo lo aimara. Siempre se negó a tratar sobre la rendición a España; captu– rado por las tropas de Reseguín, lo descuartizaron. Murió con mucho ánimo el 13 de noviembre de 1781, a los 30 años de edad ( 41).
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