Quinto Congreso Internacional de Historia de América

166 JUAN JOSÉ VEGA Con singular certeza Micaela Bastidas -a quien asesoraban siempre los secretarios criollos- percibió que a los indios había a veces que traerlos por delante, presionándolos un tanto, "porque es una gen,. te que no entiende razón no conoce su bien" ( 36). Como esposa de hábil empresario andino, ella mezclaba auto,. ritarismo con revolución, puesto que las mayorías indígenas carecían de luces y eran poco capaces de percibir el bien que podrían lograr si apoyaban la rebelión; existió falta de condiciones subjetivas, diríamos ahora. Sin duda, distintas a las de los "incas" debieron ser las convic .... dones de los líderes salidos de abajo , de los conductores plebeyos. En gran número actuaron en distintos frentes y actividades y -como se deduce de los hechos- vieron las cosas de otro modo. Una vez más reparamos en la multiplicidad de gamas de los sectores actuantes en la gran sublevación. Pero colocándose sobre esas pugnacidades, todos cayeron con honor, luchando por una patria nueva y la justicia social. 6.- LA PAZ VIRREINAL: DOS ACTITUDES Es posible que la más honda divergencia entre los rebeldes fue la que se produjo al término de la sublevación. A finales de 1781, viendo muy mermadas las fuerzas insurrectas, las autoridades virreinales propusieron paz e indultos; hubo largas ne,. gociaciones en los Andes del Sur, favorecidas por la rendición de va,. rios jefes menores y sobre todo por las capitulaciones suscritas por los comuneros neogranadinos. Diego Cristobal Túpac Amaru, el máximo jefe de los rebeldes, cayó en el señuelo (y lo pagaría con su vida), pese a las aprensiones de algunos de sus más calificados lugartenientes, como Vilca Apaza, Melchor Laura y Miguel Túpac Amaru. Asimismo, un poco antes, Túpac Catari se había mostrado igualmente contrario a toda forma de nego,. ciación; hasta que cayó preso. De cualquier modo, el 27 de enero de 1782 el Mariscal del Valle y el Obispo Moscoso recibieron con todos los honores a Diego Cristóbal y los más de sus jefes. Poco antes. en Maranganí, se habían separado de Pedro Vilca Apaza, el indomable guerrillero azangarino, y de otros líderes menores, que optaron por se.... guir en la lucha pese a lo desesperado de su situación. Así, mientras unos buscaban en una paz honorable la mejor so,. lución a una guerra sin posibilidad de triunfo, otros continuaron en la brega y con tales bríos que sólo el 3 de agosto de 1782 se informaría

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