Quinto Congreso Internacional de Historia de América
JOSÉ BAQUÍJANO Y CARRILLO EN CÁDIZ 533 jano, su psicología, su mentalidad, su talante, las convicciones y senti– mientos íntimos que se comunican al amigo de confianza. Distan mucho estas cartas del tono altisonante y engolado de la mayoría de las piezas literarias de Baquíjano, escritas con la intención de una asamblea y un auditorio inmediato, a cuya delectación y asombro se dirigen. Tal el caso del celebérrimo Elogio de 1781, que sin embargo tantas dificul– tades puso en el camino de sus carreras universitaria y judicial; de las eruditas disertaciones del M..:rcurio Peruano o de las sesudas composi– ciones universitarias, como la de 1788 acerca de la Ley de Pánfilo de los legados y fideicomisos; y hasta de su aún poco conocido testamento político: el Dictamen de 1814. Por el contrario, estas cartas nos traen una imagen nueva de Baquíjano; una hasta ahora velada dimensión de su espíritu, que trasciende a la forma literaria de las misivas, por lo general breves, descuidadas y nerviosas. No aparece en ellas el menor asomo de preocupación por el estilo -que sin embargo alguna vez re– cobra su altura y solemnidad características-, ni por el prestigio per– sonal, el rango político y social, la compostura. De las entrelíneas de estas cartas escapa constantemente la confidencia íntima y hasta la re– velación de algún secreto, el desahogo amistoso, la gestión urgida, la preocupación por los problemas propios y ajenos, la generosidad desbordante y la sugestiva noticia de un episodio ignorado. Todo ello en un lenguaje sencillo, que sólo muy de cuando en cuando se eleva para dejar caer graves reflexiones sobre el sentido de la vida y sobre el propio destino. que entonces se le antoja si~nado por la adversidad. EL PRIMER VIAJE DE BAQUIJANO A ESPARA Baquíjano vive en España en tres éponas: de 1773 a 1776: de 1793 a 1802 y desde 1814 hasta su muerte, en 1817. Durante esas tres largas temporadas, reside sólo en tres ciudades, si no tenemos en cuenta breves excursiones o estancias muy esporádicas en los alrededores de ellas: Madrid, Sevilla y Cádiz. Por Cádiz ingresa a la península en las tres ocasiones y por la misma ciudad retorna a su patria en dos oportunidades. Pero de esos cinco tránsitos el más lar~o es el que documentan estas cartas. En 1773 Baquíjano atraviesa el Atlántico por vez primera. Va a España, como criollo importante que es, a culminar su formación in– telectual. Ha concluido brillantemente sus estudios universitarios, dan– do muy pronto muestras de 1_1na precocidad intelectual que, como la de su paisano Olavide, hará fama. •
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