Quinto Congreso Internacional de Historia de América
534 CÉSAR PACHECO VÉLEZ Después de graduarse en ambos derechos, regenta algunas cla– ses en el Seminario de Santo Toribio y se recibe de abogado en la Au– diencia de Lima. Luego, por breve período, es secretario del Obispo del Cuzco don Agustín de Corrichátegui. En condición de Secreta– rio de ese Obispo asiste primero a las sesiones del VI Concilio Pro– vindal Limense y viaja luego a la ciudad imperial, donde conoció tal vez al cacique Túpac Amaru y, sin duda, a algunos de los más impor– tantes parientes de éste, como don Antonio Ugarte, de quien sería más tarde abogado y consejero palítico. De retorno del Cuzco prepara su ex– pediente de filiación y se embarca para España. Al parecer ese viaje denotaba su propósito de apartarse de la carrera eclesiástica, a la que lo había llevado, casi rutinariamente, su calidad de segundón. La con– ducta que tiene en la Península corrobora ese propósito. No hay muchos datos sobre su primer paso por Cádiz, que de– bió ser breve. Pero en cambio en Cádiz está datada una primera refe– rencia, por cierto inexactamente interpretada, sobre un Baquíjano y Carrillo. Desde esta ciudad escribe don José Eusebio del Llano Zapa– ta a don José Perfecto de Salas, Asesor del Virrey Amat. Entre las muchas noticias que le da, hay una que nos interesa: el 30 de julio de 1766 casi mata un toro al entonces joven Baquíjano. Estaba en la pla– za de toros en un andamio delantero. Saltó el toro a la barrera, hirió a un soldado y alcanzó a Baquíjano, a quien casi mata si no se hubiera escurrido entre los andamios. Comentando esta afición de los criollos por las corridas de toros, don Luis Antonio Egiguren añade: "Este episodio de su vida sirvió más tarde a Baquíjano, sin duda, para librar– se de la calidad de líder del complot separatista de 1812, en Lima, como había esquivado, también, que lo matara un toro en la plaza de Madrid" (7). Egiguren confunde a José con Juan Agustín Baquíjano que a la sazón estudiaba en Madird; el hermano menor tenía entonces 16 años y vivía en Lima. José, pues, sólo viajó a España en 1773. Pasó seguramente breves días en Cádiz y apuró el viaje a Madrid, la soñada corte. Había hecho ese viaje con don Manuel de Gorrichátegui, hermano del Obispo del Cuzco, a quien lo confió la familia. En sus 22 años, lleno de entusiasmos y arrogancias, gozando de espléndida posi– ción económica y social, José Baquíjano se dedicó en Madrid a gozar de la vida, a cultivar amistades importantes que lo iniciaron en la in– quietud y el escepticismo intelectual y, sobre todo, se dio al juego de cartas con un apasionamiento tal que fue el comienzo de su "leyenda negra". En una escritura de 1782 la madre de don José, la condesa viuda de Vistaflorida, declaraba: ''Y mi hijo don José Baquíjano y Carrillo, habiendo pasado a España de mi orden y consentimiento, en el viaje que hizo consumió más del importe de su legítima y legado,
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