Quinto Congreso Internacional de Historia de América
JOSÉ BAQUÍJANO Y CARRILLO EN CÁDIZ 537 De esos días, acaso meses, de 1776, en Cádiz, esperando la nave para el Callao, poco o nada sabemos. Ya en Lima, Baquíjano se dedica a sus funciones de Protector honorario de Indios -y en tal calidad ha-– ce en 1780 la defensa del Cacique Tambohuacso- y a su carrera de profesor universitario. En ella iniciado con los mejores auspicios, le toca pronunciar en 1781 el Elogio del Virrey Jáuregui que el Ministro Gálvez considera como la peor invectiva contra el poder español en América y un ataque directo a su política indiana, azuzado desde Lima por autoridades como Areche, y desde Buenos Aires por Francisco de Paula Sáenz, quien encarga al canónigo Maziel una extensa refutación (16). Este sonado incidente y las enojosas alternativas de la proscrip-– ción del folleto en que se imprimió la célebre oración y de su retracta-– ción ante el Virrey Croix, le crearon una muy adversa situación en la corte y su carrera judicial quedó mas de dos lustros totalmente detenida. EL SEGUNDO VIAJE A LA PENINSULA En 1793 se produce el segundo viaJe, cuya última etapa, en Ca-– diz. ilustran estas cartas. El tercero y último se realizará en 1813, con motivo de la designación como Cons~jero de Estado. En esta última oportunidad Baquíjano llega a Cádiz el 16 de enero de 1814 -se ha detenido en La Habana, como en anteriores ocasiones- y se encuen-– tra con que el gobierno -Regencia y Cortes- ya se ha trasladado a Madrid. Allí vivirá nuestro personaje los días críticos del tránsito del régimen liberal al absolutista, hasta su inesperado confinamiento a Se-– vil1a, a fines de 1815, ciudad en la que concluyen sus días, el 24 de enero de 1817. El segundo viaje a la Península, en enero de 1793, ocurre en momentos en cierto modo auspiciosos. Han pasado más de dos lustros desde el grave incidente de la publicación del Elogio al Virrey Jáuregui Y la campaña posterior por el rectorado de San Marcos, en 1783. Y a no es Virrey Croix, que tomó muy a pecho el encargo de obtener la retractación del arrogante profesor limeño. Ya no es Ministro don José de Gálvez. su declarado adversario. Gobierna el virreinato peruano un hombre de la Ilustración, con inquietudes y amistades intelectuales: Gil de Taboada y Lemos. Ha surgido con el apoyo oficial la Sociedad de Amantes del País, de la cual Baquíjano es el primer presidente. Se han publicado varios números del Mercurio Peruano, que han mereci-– do la aprobación y el beneplácito reales. Incluso Carlos IV ha <lis-– puesto que a los principales redactores del periódico limeño se les otorgue condignas distinciones y colocaciones burocráticas {17) . Ante las difi-– cultades que se le han presentado en su carrera universitaria -ha tenido
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy MjgwMjMx