Quinto Congreso Internacional de Historia de América
542 CÉSAR PACHECO VÉLEZ 1 Allí se detuvo todavía buena parte del año 1801, hasta que se enta– blaron negociaciones de paz. Pudo al fin partir para América, toman... do la vía del Cabo de Hornos, y nos llegó al Cal1ao los primeros días de 1802, a bordo de la vieja fragata de guerra Santa .Rufina.. :• (25)_. Las cartas que vamos a glosar añaden muchas notjcias, algunas de verdadera importancia, a esta apretada reseña de los días de Baquí .... jano en Cádiz y rectifican algunos detalles del relato de Riva-Agüero, como por ejemplo la fecha de la partida en 1802 y no en 1801 . CADIZ A COMIENZOS DEL SIGLO XIX En verdad sobraban razones para que Baquíjano se sintiera có– modo en esta ciudad andaluza y viviera días gratos en las cinco ocasio– nes en que, por diferentes períodos, permaneció allí. Cádiz era no so– lamente encantadora, sino también, como lo ha observado Gregario Ma– rañón con gran acierto, una de las ciudades creadoras de la España moderna (26). Era la ciudad de la gracia, la medida y la razón; la ciu– dad española antiprovinciana por excelencia, la de más elegante cos– mopolitismo, la urbe peninsular en que se vendían más libros y en la que el ansia de saber afectaba a mayor número de ciudadanos. "Cádiz, al principio del siglo, era de todas las ciudades de España la que por su cultura, su finura y su sentido universal -los tres conceptos son uno y lo mismo- tenía que sentir la honda responsabilidad de aquel viento que sopló sobre el mundo en el siglo XVIII" (27) . Ciudad cosmopolita pero a un mismo tiempo muy castiza en sus reacciones, era tal vez de las españolas la que mejor y en mayor medida tenía las ventanas abiertas al "espíritu del siglo". Por esa Cádiz de im– prentas, cafés y sociedades literarias, tan sugestivamente reconstruida en las estampas de Pérez Galdós, ingresa a España, a despecho de la geografía, el vendaval de la Europa contemporánea. En una ciudad de tales caractreísticas era muy explicable que se sintiera a gusto un hom– bre como Baquíjano, ilustrado, filántropo y bohemio. Pero además, había otro tipo de razones para explicar la sim– patía de los criollos hispanoamericanos por Cádiz. Ella venía cum .... pliendo a lo largo del siglo XVIII el papel que en el XVI y el XVII había cumplido Sevilla respecto de América: era la obligada puerta de enlace, el cordón umblical entre las Indias lejanas y la metrópoli; el puerto que ostentaba con orgullo su discutible monopolio comercial ul– tramarino. Estas circunstancias habían tejido a lo largo de decenios múl– tiples vinculaciones g-aditanas con los comerciantes hispanoamericanos, con la surgente burguesía criolla. Y ese era el caso, sobre todo. de ciudades como Lima y Buenos Aires, que en el XVIII se disputaron la
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