Quinto Congreso Internacional de Historia de América

JOSÉ BAQUÍJANO Y CARRILLO EN CÁDIZ 547 perspectiva de alcanzar sus propósitos; otra el saber que Maldonado, oidor de México, se ha jubilado y que ya puede entrar en el goce de su sueldo González Calderón (44). Pero luego se entera de que es la pri– mera vacante producida en México y que debe esperar a otra. Su im– pactiencia crece y en un rapto de mal humor le dice a su apoderado algo que confirma un arraigado anhelo y una profunda convicción su– ya: "En cuanto a mis solicitudes, renúncieme Ud. la presidencia de Castilla, de Indias y de todas juntas; igualmente todas las regencias incluyendo México y Lima, pues para obtener esta última sería preciso renunciar las comisiones y la plaza con ellas; la prefiero a la misma regencia ... ". Para lograr la tranquilidad que anhela, dice Baquíjano: "Me es necesario pasar del Crimen a lo Civil, pues el juzgado de pro– vincia es muy molesto, y muertes, prisiones, tormentos, no se adaptan a mi genio. Es, pues, lo único en que debe Ud. emplear su actividad. Para que se declare, sin necesidad de nuevo Decreto, opción a la prime– ra vacante de Oidor, no se debe pretender esto por guerra ni por Gra– cia y Justicia ... " (45). Baquíjano cree que en cambio puede iniciarse la gestión por Ha– c::ienda, pues él es Juez de Alzadas y de Minería y tiene allí buenos amigos. Además, dice, "la ley de Indias previene sea Oidor el Juez de Alzadas". Y añade un dato muy interesante: "si se necesitase algun exte,• rior influxo, cuento con la amistad de la Duquesa de Alba y el Conde de Castro Terreno, a quienes tengo escrito que cuando se ofreciese dis– frutar su favor acudiría mi apoderado a solicitarlo y no dudo se presten a hacer lo que puedan" (46) . La duquesa de Alba, la popularísima doña Cayetana de Silva y Alvarez de Toledo, inmortalizada por Goya, había quedado viuda y sin sucesión en 1796 y era en Madrid un per– sonaje de gran influencia y poder. El testimonio confirma la impor– tancia de las vinculaciones que Baquíjano hizo en este segundo viaje a la metrópoli al amparo de la magnífica situación social de su hermano mayor, pero también de su simpatía y atractivo personal y, tal vez, del apoyo de Javellanos. Pero el asunto no se resuelve. Sigue sin ocupar su plaza en México González Calderón, y don José sin cobrar su suledo. Los en– cargos y las gestiones continúan sin cesar y las cartas con Nájera así lo atestiguan. Baquíjano se refiere a las gestiones amistosas de Jorge Escobedo, el que fuera visitador del Virreinato del Perú y reorgani– zador de su hacienda después de la rebelión de Túpac Amaru y de la discutida gestión de Areche, al cual alguna vez incluso prestó fuertes sumas de dinero (4 7) . Se refiere también a su amistad con su paisano don Juan Manuel de Goyeneche (48) que se ha ofrecido a despacharle su correspondencia a Lima y con quien estr~chará vínculos amistosos

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