Quinto Congreso Internacional de Historia de América

JOSÉ BAQUÍJANO Y CARRILLO EN CÁDIZ 549 y el mal éxito que han tenido las tres embarcaciones Sirenat Caballo Marino y Barcelonés que salieron para Lima, de las cuales las dos pri,., meras han sido apresadas y la última arribó a Algeciras perseguida de Corsario y ha hecho a los dueños de la expedición esperar un viento fresco; pero en la primera que asome me hago a la vela, pues todo mi equipaje está ya a bordo" (56). Podemos suponer que Baquíjano se embarcó efectivamente los útimos días de enero o los primeros de febrero de 1800, pues en su co,., rrespondencia con Nájera se produce un silencio de casi tres meses. Lo que ocurrió en verdad lo sabemos en la carta si9uiente, del 1 7 de abril: Baquíjano y su num~rosa comitiva fueron apresados por los corsa,., ríos ingleses que merodeaban esas costas y que tenían prácticamente sitiada a Cádiz; el equipaje de ropa, muebles, libros y alhajas, se pier,., de casi por completo. El bloqueo inglés de Cádiz determinaba una incomunicación de América con la metrópoli, prácticamente total; el apresamiento de las pocas naves españolas que se atrevían a dejar el puerto y se aventu,., raban a la travesía del Alántico hizo que estos viajes, llenos de seguro peligro, fueran cada vez más esporádicos. Riva,.,Agüero se refiere a este problema y a él atribuye la demora de Baquíjano en Cádiz, pero nada dice, en cambio, de este tormentoso episodio (57). A tal punto había llegado el peligro, que ese mismo año de 1800 el Virrey electo de la Nueva España, don Féliz Berenguer de Marquina, fue apresado por los ingleses en Jamaica ( 58). El recuerdo de este grave incidente, cree Demetrio Ramos, pesó años más tarde en el ánimo de Carlos IV para desechar la posibilidad del traslado de la corte a Indias ( 59) . El pro,., pio Baquíjano relatará meses adelante el episodio del intento de ataque inglés a Cádiz, a fines de este año difícil (60) . Pero volvamos al episodio de su apresamiento. Sus reveladoras palabras en la carta del 17 de abril, escrita en Algeciras. son las si,., ~uientes: ' nHoy he desembarcado de Gibraltar y mañana camino para Cádiz después de la triste tragedia de mi prisión, en que a h~ incomo-– didades del espíritu se han reunido las infinitas pérdidas que sufrí: 12 cajones llevaba en registro con libros, relojes, muebles y todo lo rlemás necesario a situarse con comodidad y decoro. y todo ello es perdido. Los ingleses me mandaron devolver cinco cofres de la ropa de mi uso, pero como desde el momento del apresamiento me trasbordaron con mis criados a la fragata apresadora, quedaron éstos :i voluntad de los :na-– rinos ingleses y españoles, quienes lo quebrantaron y robaron a su an-– tojo de modo que sólo he salvado una poca ropa de la much'-1 :.1ue tenía. Pero ¡qué se ha de hacer!, para tranquilizarse de un gran mal es gran remedio meditar que podría haber sucedido otro mayor.. (61) .

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