Quinto Congreso Internacional de Historia de América

TÚPAC AMARU Y LA PRIMERA INSURRECCIÓN AMERICANA 69 Aunque bastante venida a menos, la Inquisición inspira aún res– petuoso temor. Sin embargo, la expulsión reciente de los jesuitas -"mili– cia guerrera del oscurantismo"- abre a las colonias una puerta por la que penetran las ideas de: la Ilustración; y así, corto número de intelec– tuales lee en secreto muchos libros prohibidos, en su mayoría proceden-– tes de Francia. En algunos salones limeños la vida social y galante es muy acti– va. ¡También es muy activo el contrabando en el puerto del Callao! La burocracia colonial, numerosa e ineficaz desde tiempo inme– morial. rutinaria, con muchísima pachorra y no poco desgano cumple sus funciones, sin despertar, como hoy, la impaciencia de sus resignados solicitantes. Año de 1780. En medio de esta vida, religiosa y reposada, muy reposada, respetuosa de la autoridad, apegados al pasado los espíritus, de pronto se recibe en Lima terrible noticia que produce igual conmo– ción que un espantoso terremoto. ¡En las cercanías del Cuzco ha esta-– Hado la insurrección! A re:vientacinchas, varios jinetes cruzan veloces las polvorientas calles de la capital y se dirigen rectamente a la casa de Pizarra. Enviados desde el Cuzco, estos sudorosos mensajeros son por– tadores de angustiosos pedidos de refuerzos de tropas. ¡ Se ha levantado la indiada! ¡ El Cuzco está gravemente amenazado! ¡ Un vivísimo y cegador relámpago ha rasgado la larga y reposada noche colonial! Sus siniestros reflejos llegan a Quito y al Alto Perú, a los llanos del Orinoco y a Tucumán. Al remoto Paraguay y a Chile. El peligro es mortal para S. M. Carlos 111, en este año del Señor de 1780. No lo decimos nosotros. Leamos un documento de la época, es-– crito por mano de autoridad española: "Pocas veces se habrá visto desolación tan terrible, ni fuego que con más rapidez se comunicase a tantas distancias, siendo digno de notar, que en 300 leguas que se cuenta de longitud, desde el Cuzco hasta la frontera del Tucumán, en que se contienen veinticuatro pro-– vincias, en todas prendió casi a un mismo tiempo el fuego de la rebelión". No podemos dejar de mencionar un hecho singular. En esta gi-– gantesca insurrección ocupa lugar de:stacadísimo una mujer, la esposa del gran Rebelde. Micaela Bastidas tiene muchos rasgos que nos recuerdan a las "mujeres fuertes" de la Biblia: Judith, la madre de los Macabeos, entre otras. Tiene mucho de Juana, la doncella de Orleans; también mucho de la actividad y espíritu organizador de la emperatriz Teodora.

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