Relaciones de viajeros
Lima, 11 de julio de 1822 Gracias a la incesante bondad de Dios hacia mí, llegué con toda felicidad a esta ciudad. El 18 del mes pasado partí de Val– paraíso y, de~pués de un agradable viaje de 10 días, anclamos en la Bahía del Callao. Callao es un excelente puerto, el mejor que yo haya visto hasta ahora. Podrán mantenerse a flote con toda seguridad, casi cualquier número de barcos. Es un lugar bien de· fendido del v:ento por todas partes, menos por el norte, pero ra· ramente sopla éste por ese lado. A consecuencia de una orden del Gobernador de no dejar ba– jar a los pasajeros a tierra hasta recibir la orden de Lima, tuve que aplazar mi venida a ~sta ciudad hasta el día después de nues– tra llegada. Sin embargo conseguí permiso del capitán del puer– to para bajar a tierra. Después de ver Callao, fui a dar un vista– zo al lugar donde había estado la ciudad anteriormente, la que fu~ destruída por un terremoto y sobre la cual, naturalmente, ya Uds. habrán tenido noticias. . Está situada a nsi media milla de distancia de su actual ubi– cación. Su destrucción parece haber sido completa; ninguna ca– sa 'lueda en pie, pero se pueden ver las espesas paredes de algu– nas de ellas esparcidas por todo el lugar, y también otras, derri– badas o medio derruídas. ¡Qué débil es el hombre y toda su obra, cuando Dios levanta la mano para remecer la tierra! El día que llegué a esta ciudad, visité a San Martín y le lle– vé las cartas de presentación que había traído de Chile. Abrió una de las cartas y viendo el tenor de ellas, dijo: ilSr. Thom5on! Es– toy muy contento de verlo", y se levantó y me dio un cordial abrazo. Dijo que no sería pródigo en cumplidos, pero que me aseguraba su gran satisfacción por mi llegada, y que nada sería más gustoso de su parte, que ayudarme en el objetivo que me ha– ba traído al Perú. Al día siguiente, estando sentado en mi cuarto, paró un carrua– je a mi puerta, y mi hijo vino corriendo y gritando: ¡San Martín!
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy MjgwMjMx