Relaciones de viajeros

194 ESTUARDO NU&EZ más larga que ancha, no está ocupada por casas un espacio con– siderable hacia el Sur, y mayor distancia desde el Rímac, pero tie– ne trazados terrenos y jardjnes de recreo, llenos de lozanos fru– tales. Las frutas más notables son chirimoyas o manzanas de cre– ma, granadilla del tamaño de un huevo con aspecto y sabor de uva espín, y limón dulce, además de limón, lima, banana, duraznos y naranjas de tamaño grandísimo, en abundancia. Al lado exterior de la muralla hay también lindos jardines particulares, y más allá alfalfares muy extensos y productivos para proveer la ciudad, lle- . vándose diariamente los ataditos a lomo de pollinos. La entrada en Lima, especialmente por la puerta del Callao, es muy atrayente; las lucientes cúpulas y las torres de varias iglesias y edificios públicos, se alzan del seno de arboledas de naranjos y limo– neros y contrastan lindamente con su verdor. El ápice de la catedral, la cúpula de San Agustín, y las torres de Santo Domingo y San Fran– cisco, son las más salientes. En el fondo, los Andes, que parecen en algunos sitios aproximarse a la ciudad hasta cerrar las calles prin– cipales. Cruzando el puente el pasajero llega inmediatamente a la plaza de cuyos cuatro costados las calles se ramifican como de costumbre en cuadras; naturalmente son derechas y casi toqas del mismo an– cho; muchas tienen acequias que contribuyen mucho a la salubridad y limpieza. El pavimento central es de guijarros, y las veredas de los costados de losas toscas malamente colocadas, y tan estrechas que aun en las calles principales dos personas apenas pueden caminar de frente. Dos costados de la plaza están formados por edificios públicos. El palacio o casa de Gobierno, donde al principio el virrey mantenía su rango, ocupa una manzana entera de 150 yardas por costado. Es edificio antiguo, revocado y feo, de color rojizo, con la entrada prin.. cipal a la plaza, y otras tres calles, cada una de las cuales forma un costado: las tiendas más ruines semejantes a las de nuestros tratan– tes ingleses en artículos navales o hierro viejo, ocupan lo que puede llamarse piso bajo en los dos frentes principales de este edificio; de ahí que el conjunto tenga un aspecto de desdicha y grandeza venida a menos. Adentro el moblaje y los apartamentos de gobierno corren parejas con el exterior; las habitaciones son largas y angostas, pero algunas aún ostentan reliquias de deteriorada magnificencia. Ahora se usan principalmente para oficinas que atienden el despacho de los asuntos públicos. Los patios tienen fuentes y los jardines están tra– zados de manera muy regular. Durante la administración del mar– qués de Torre Tagle, asuntos de gobierno se resolvían en su domi-

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