Relaciones de viajeros

RELACIONES DE VIAJEROS 195 cilio particular, uno de los más hermosos edificios de Lima y poco antes de mi arribo había sufrido restauración completa. Mirando del palacio a la izquierda, está la residencia del arzobis– po y la catedral; la primera es indigna de la última, que es impo– nente estructura de piedra gris, con dos torres al frente. Opuesto a la residencia arzobispal hállase el Cabildo, difícil a primera vista de distinguir de los portales que ocupan el resto de la cuadra; filas de tiendas se instalan bajo estos portales, con las veredas del frente hechas con guijarros de colores, dispuestos en forma de cruces, es– trellas y otras figuras ornamentales. Bajo los portales se tiene la bolsa de comercio, donde los comerciantes y otros se reunen para negociar, u oír y discutir las novedades del día con los holgazanes que también frecuentan . En el centro de la plaza hay una hermosa fuente de bronce, que se levanta de un gran pilón y tiene leones echados a los costados; compónese de tres órdenes de chorros, coro– nada por la estatua de la Fama. La ciudad se surte de agua en mu– cho de este pilón, y se lleva en barrilitos a hombro, o a lomo de mulas y pollinos. · Las iglesias, con excepción, según creo, de la catedral, son de ado– be o madera enyesada; las principales son Santo Domingo, San Agustín, la Merced, San Francisco y Santa Rosa, pero hay muchas otras de menos notoriedad. Las cuatro primeras están anejas a con– ventos, hermosas construcciones que ocupan cada una gran espacio de terreno con patios sucesivos. Los muros son generalmente pinta.. dos con pasajes de las Escrituras y los pisos de baldosa de colores imitando mosaico. Los frentes de la mayor parte de las iglesias son prolijamente ornamentados con nichos llenos de santos, arabescos y otros dibujos, cuyo costo y trabajo no fueron mucho mayores, antes de despojárseles de sus utensilios y ornamentos de oro y plata. No tienen mamparas que dividan el coro de la nave, y al entrar por la puerta mayor nada hay que obstruya la mirada hasta el altar en el otro extremo. Las mesas, las barandillas que las rodean, y las arañas colgadas por todas partes, fueron antes de plata maciza dorada; pero durante la contienda pendiente la madera y el metal de baja ley la han reemplazado, aunque el dorado se ha prodigado en éstas con la máxima profusión para ocultar su falta de valor intrínseco. Se da as– pecto particular de magnificencia a las iglesias mayores de Lima con cortinas de terciopelo carmesí que en las grandes funciones oficiales cuelgan y cubren todos los pilares que soportan el techo de la fá– brica. Generalmente tienen dos órganos, uno frente a otro, y sobre la puerta mayor. En el suburbio del otro lado del Rímac hay una capilla de yeso

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