Relaciones de viajeros
RELACIONES DE VIAJEROS 199 centrando que los habitantes eran partidarios de la independencia, se afilió a los patriótas acérrimos. En su persona es sumamente marcial, caballeroso en su porte, y ornamento de cualquier causa que abrace. El conde de Vista Florida es hombre de buena inteligencia y gran respetabilidad, se le tiene por patriota decidido y colaborador muy capaz del general La Mar. Don Felipe Alvarado no es notable por su habilidad, pero sien– do hermano del general que se había hecho a la vela con la expedi– ción de Intermediós, se creyó persona adecuada para formar parte del Gobierno. Aunque, en épocas turbulentas siempre se ha encontrado que un Dictador es más eficaz, quizás el Congreso no podía haber elegido tres individuos más aptos en conjunto y dada la situación, si el cuerpo constituyente les hubiera también dado facultad de decidir y proceder; pero, en verdad, la junta cargó con el odio del mal éxito de planes que no fueron suyos y sobre los que no tenían ningún control. Se ordenó al veterano Arenales se estuviese tranquilo con sus tropas y no se le permitió avanzar para cooperar con Alvarado, propósito con que se había alistado expresamente el ejército. Se hi– cieron insistentes solicitudes al Congreso firmadas por Arenales, Santa Cruz, Herrera, Brandsen y otros oficiales, afirmando estar prontos para marchar y operar de consumo con Alvarado, y que el momento era muy oportuno; pero el Congreso permaneció sordo a las protestas, y el general Alvarado, en consecuencia, fue sacrificado. Este jefe desembarcó sus hombres en Arica y, después de esperar algún tiempo que se restablecieran las tropas enfermas con el viaje de mar, hallándose muy escaso de vituallas, resolvió internarse con 3,500 hombres, toda la fuerza disponible que pudo reunir. Avanzó hasta Tarata, dos etapas de Arica, y aquí cayó sobre el general rea.. lista Valdez a quien Óbligó a retroceder con alguna pérdida. Todo probablemente hubiera salido bien entonces, si Arenales hubiese avanzado por Jauja en protección, pero los españoles que conocían los movimientos de los patriotas y más probablemente estaban avi– sados por sus partidarios del Congreso de que se mantendrían inac– tivas las fuerzas de Arenales si era posible, así que supieron la mar– cha de Alvarado, Canterac, con todo su ejército (que debía haber sido mantenido en jaque por Arenales), a marchas forzadas reforzó a Valdez, y las fuerzas combinadas a su turno presionaron a Alvara– do. Viose precisado a retirarse a inmediaciones de Moquegua donue se vio obligado a combatir con desventaja de posición y número. Después de pelear dos días sus tropas cedieron y huyeron en todas direcciones hacia la costa, donde muchos perecieron de cansancio y
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