Relaciones de viajeros

202 ESTUARDO NU.~EZ Paseo [sic] y era lo que los limeños llaman serrano; cuando mucha– cho fue enviado a España para educarse y, ya tan temprano, en Madrid, mostró síntomas de su carácter inquieto. Se divertía de noche pegando carteles sediciosos en las calles, que dieron mucho trabajo a la policía para arrnncarlos de día y descubrir al probable autor. Mientras los españoles gobernaban en el Perú, Riva Agüero fue abogado, faccioso e intrigante, y a menudo había sido encarce– lado a causa de sus opiniones. Es activo e industrioso, muy listo con la pluma y constante en utilizarla. Bajo el gobierno de San Martín, ocupó la presidencia del departamento de Lima, empleo de primer magistrado, y desempeñó los deberes de su cargo con mu– cho crédito para sí y utilidad para su superior. Se creía general– mente que durante San Martín estuvo ausente de Lima para visitar a Bolívar en Guayaquil, Riva Agüero, con sus intrigas, sublevó el populacho para deponer a Monteagudo. Es buen gobernante civil, pero totalmente desprovisto de experiencia en asuntos militares; muy insignificante en su aspecto, pero dotado del arte de atraer a sus paisanos. Se refería y creía en Lima que entregó a Santa Cruz una suma importante de dinero para realizar el cambio que lo puso al frente del Gobierno. Se eno!"gullece del grado de confianza presta– do a su Gobierno, y de la rapidez con que pudo reunir y equipar la expedición de Santa Cruz; pero debe recordarse que el crédito del empréstito peruano, en hora venturosa, diole recursos de que cualquiera en su posición se habría valido. Sin embargo, fue cier– tamente el mejor gobern~nte que Urna había tenido desde el retiro de San Martín, pues fue cauto en sacar dinero por medios ilegales, y económico en gastarlos cuando lo conseguía. También durante su administración las tropas estuvieron bien pagadas y vestidas y man– tuvieron mejor disciplina; y, lo que rara vez puede decirse de nin– gún gobernante en análogas circunstancias, nunca malversó los di– neros públicos para enriquecerse. Tenía muchos amigos y defensores entre el pueblo, pero como no descendía de familia notable del país, fue siempre mirado como plebeyo por las clases superiores. El 2 de junio recibí la ratificación formal del empréstito hecha por el Congreso, y estuve algunos días muy ocupado en librar giros para el Gobierno. Bolívar era ahora esperado con tanta seguridad que se arreglaba en palacio un salón provisorio para la fiesta que se celebraría a su arribo, y Riva Agüero juntaba caballos para su uso.

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