Relaciones de viajeros
RELACIONES DE VIAJEROS 211 bien elegido, de donde podían ver todo lo que pasaba en el Callao. El general Miller llegó en un reconocimiento tan cerca de un cuerpo español que pudo conversar con ellos, y uno de los oficiales le dijo en broma que él (el oficial español) deseaba unirse al general Miller; que era del regimiento de negros arequipeño y todo el cuerpo tenía la misma opinión. Esta declaración fue mal intepretada por un dra– gón de Miller, que inmediatamente regresó galopando al fuerte con la noticia de que el regimiento de Arequipa se había pasado y venía en camino para unirse a los patriotas. Había yo avanzado con mi anteo– jo unas millas por el camino, a la altura de Bellavista, para ver lo que pudiese, y oí el rumor más discordªnte en el Callao; dándome vuelta observé que toda la población se derramaba frente a los casti– llos exactamente como abejas saliendo de la colmena para enjam– brar. Así que pasó mi primera sorpresa me pareció ese clamor de gozo más bien que de terror, y por tanto dime prisa en regresar y saber las buenas nuevas. Cuando me aproximé a la multitud abiga– rrada, me interrogaban centenares de bocas: "¿Los ha visto? ¿Vie– nen?'' "¿Visto a quién? ¿Quién viene?'', y naturalmente, contestaba. Entonces me dieron la falsa información traída por el dragón. Cerca del sitio donde me encontraba se ofrecía la escena más ridícula del mundo. El Presidente de la República, con su estado mayor de gran uniforme, y majestuosa condescendencia, había salido para recibir a los patriotas hijos del país, desertados del enemigo, mientras los de– más de la multitud se abrazaban con exclamaciones de: "¡Qué día fe– liz! ¡Qué golpe mortal al enemigo!''. Entretanto llegaron uno o dos dragones sueltos que nada sabían del suceso; y por fin, un oficial que había ido a saber la verdad, volvió con la noticia de que era un error. Toda la escena cambió al instante, y el Presidente y todos en silencio se metieron cabizbajos en sus casas, disgustados y medio conscientes del tonto papel hecho. Hoy entró un buque procedente de Arica, con despachos del ge– neral Santa Cruz, datados el 9 de junio, comunicando que los barcos habían arribado a puerto con felicidad; y que las tropas, debido al buen acomodo de los transportes, estaban notablemente bien de sa– lud. La expedición había desembarcado siendo bien recibida por los habitantes, y en consecuencia se hicieron salvas en todos los fuertes del Callao. Hoy también se ajustó contrato con algunos comerciantes ingleses y extranjeros, para proporcionar barcos, etcétera, que trans– portasen 3,000 hombres, con víveres para cuarenta días, en una ex– pedición secreta. Como el buque en que estaba mi familia era de los transportes contratados, vime obligado a dejarlo, y, después de busc;:ar buques
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