Relaciones de viajeros
RELACIONES DE VIAJEROS 221 verdor más bello y la más lozana vegetación, con suelo generalmente de tierra negra profunda. El valle divisorio entre Huacho y Huaura, bien regado, es deliciosísimo, poco menos que un paraíso, comparado con las montañas estériles que lo limitan. Los potreros son chicos y divididos por cercos vivos cubiertos de enredaderas, y diversificados por árboles con fruta de colores vivísimos, la amarilla naranja, ver– de chirimoya, cachos de banana y uva purpurina; están llenos ade– más de pájaros con bellísimo plumaje, mientras la quejumbrosa tór– tola peruana, con arrullo distinto de la europea, agrega su dulce voz al encanto del paisaje. Las sementeras de estos ricos y bien cultiva– dos potreros son mandioca, alto y lustroso maíz, y alfalfa, alimento universal del ganado peruano. El efecto, sin embargo, de este bello paisaje mucho se malogra con el mísero aspecto de las chozas im– das de los habitantes. Se entra en Huaura por un puente provisorio e inseguro tendido sobre una quebrada profunda en cuyo fondo corre el torrente ferti– lizador del valle. Todavía se ven restos de un hermoso puente de ladrillo, pero fué destruído por San Martín y se derribaron obras frente a él para proteger el pequeño ejército enfermo. La ciudad misma es respetable, con la calle principal bastante bien edificada y casas a estilo de las mejores de Huacho. Tiene también iglesia, y, ubicada sobre el cerro, ofrece linda vista de la bahía de Salinas. Me contrarió tristemente cuando acudí al gobernador (que por la mañana había estado con el coronel Lavalle y recibido órdenes de patrocinarme) y resultó que no había podido encontrar caballos de ninguna clase; así, vime obligado a seguir en los mancarrones mon– tados hasta Supe, distante siete leguas; aunque, haciendo justicia a las pobres bestias, se habían portado mejor de lo que esperábamos. El país cuatro leguas más allá de la ciudad, era siempre fértil y alegre; pero después se convirtió en una serie de llanuras y cerros arenosos, llamadas en el Perú pampas sin agua. En estos horribles desiertos no hay el menor vestigio de vegetación y, en muchos sitios aparecen sobre la arena yacimientos de sal gema. Tal es el caso en to– da la región de este país, del que toma su nombre la bahía de Sa– linas que se encuentra cerca, y constituye ramo de comercio muy importante. El camino a través de desiertos, llamado camino real, es una senda en la arena o en las rocas, por todo con osamentas desparramadas y huesos emblanquecidos de animales que han muer– to de cansancio y sed; como el clima es constantemente seco decaen muy lentamente y se acumulan con el tiempo.
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