Relaciones de viajeros

RELACIONES DE VIAJEROS 233 igual a todos los que habíamos pasado; el teniente gobernador tam– bién (como había sucedido en todo el trayecto, menos en Nepeña) era muy hospitalario. Después de almorzar chocolate en su compañía sentíme tan cansado y enfermo que temí no poder seguir ese día; pero como Trujillo distaba solamente catorce leguas, resolví probar. Los caballos del Estado eran deplorabilísimos, pero cuando monté me encontré bastante descansado. Dos caminos conducen de Virú a Trujillo; el más directo tierra adentro es de arena horriblemente pesada; el otro tres o cuatro leguas más adelante, baja al mar y con– tinúa por la costa hasta dos leguas de Trujillo. Es trayecto espanto- so: cerros áridos de arena se levantan a considerable altura y la tre– menda rompiente que se revuelve en la playa, mezclada con made– ras y huesos, produce impresión muy horrorosa. Los caballos eran tan malos que se cansaron antes de la mitad del camino; y por fin se plantaron Undamente a cuatro leguas de Trujillo. Ahora nada podíamos hacer sino enviar el guía hasta un pueblo llamado Moche, dos leguas de nosotros, para conseguir caba.. llos de refresco, y, mientras, me envolví en la capa para dormir un poco sobre la arena. El guía no volvía hasta hacerse completamente obscuro y empecé a impacientarme muchísimo, no agradándome la idea de pasar toda la noche en aquella situación ni de seguir a pie con la mayor seguridad de perderme. No obstante, apareció con dos caballos bastante buenos y volvimos a reanudar el camino, dejando que las pobres bestias pasasen la noche como pudieran y acaso au– mentasen los huesos de la ruta. Al pasar sobre un cerro considerable que nos impedía costear la orilla del mar, observé el terreno sembrado en muchos sitios con crucecitas de madera y, averiguando, supe· eran colocadas por los pescadores antes de salir al mar, para asegurarse buena suerte y fe~ liz re.torno. El pueblo de Moche está una legua al interior; parecía, en cuanto podía ver con aquella luz, extenso pero muy ruinoso, con iglesia grande; de allí a Trujillo el camino recorre país cultivado con lindos cercos vivos exuberantes, cubiertos de bellas enredaderas de varias clases, que por completo impiden al transeúnte mirar los campos. Entramos a Trujillo a eso de las 8 p.m. y en el acto fui donde un caballero inglés para quien tenía carta de recomendación. Trujillo, capital de la provincia del mismo nombre, puede lla.. marse Lima en miniatura; y, como Lima, está rodeado de una tapia de doce pies de altura, formando una sucesión de bastiones y corti· nas: contiene unos 10.000 habitantes. Las calles son derechas y en manzanas, y casas e iglesias construídas y coloreadas como en Lima. Situado a dos leguas del mar en ancho y rico valle al pie de los ~

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