Relaciones de viajeros
RELACIONES DE VIAJEROS 235 de acuerdo con el tiempo que la lancha tendrá antes que las olas lle– guen. El botero rema inmediatamente, con moderación o con fuerza, regulando la velocidad por el tono del silbido; con mucha frecuen– cia, después que han partido, se les previene con otra señal silbada que se estén quietos hasta volverles a avisar del mismo modo que avancen. Durante mi estada en Trujillo, tuve ocasión de ir a bordo de un ballenero, cuyo capitán, muy corajudo, decía que nunca había visto rompiente en que su bote no pudiera vivir; conforme con es– to nos metimos en él para ir a tierra, pero después de habérsenos llenado el bote de agua y casi a pique, cuando nos hallábamos a más de una milla de tierra, se vio obligado a desistir del empeño y hacer la señal acostumbrada pidiendo lancha. En vez de botes o canoas los indios usan las llamadas balsas, tanto para pasear como para traficar con los navíos; éstas son nada más que dos atados de juncos, de doce a quince pies de largo, bien atados y puntiagudos en la proa levantada. En esta máquina frágil, el indio sentado en los muslos, boga, con una astilla larga de caña, en la rompiente más tremenda. Flota como pato y si es arrebatado de la balsa por los olas, vuelve sin dificultad, pues todos son diestros nadadores. Los indios de este modo llegan a los barcos que en otra forma no co– municarían con tierra. Constantemente se ocupan de contrabando y sacarán cada vez cien pesos plata, volviendo con mercaderías ma– nufacturadas, generalmente sin mojarla. La paga ordinaria de estos servicios es duro y medio por viaje. La provincia de Trujillo parece haber sido muy populosa en tiempo de los incas, pues el país está lleno de ruinas indias, de que las más curiosas son de una gran ciudad entre Trujillo y Huancha– co. Parte de las casas aún están en pie y se conocen las calles muy fácilmente; algunas deben haber sido sumamente estrechas y las cho– zas no mayores de ocho pies en cuadro. Sin embargo, en el mismo lugar hay reliquias de grandísimos edificios con tapias de más de una yarda de espesor; y sobre todo, fortificaciones antiguas de ciudad, convertidas en muchos sitios en simples montones de tie– rra. El conjunto de ruinas cubre espacio inmenso de terreno. Junto a ellas hay muchas huacas con aspecto solamente de ce– rros comunes; pero cuando se exploran se hallan compuestas de nichos separados o sótanos donde indios han sido sepultados. Los túmulos se han explorado prolijamente con fines de curiosidad y avaricia, y encontrado varios tesoros de plata antigua, además de numerosas vasijas de barro cocido de diferentes formas curiosas, y herramientas de cobre y pedernal. El método usual es emplear un
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy MjgwMjMx