Relaciones de viajeros
258 ESTUARDO NU~EZ De vuelta a casa pasando por la plaza, los grupos se detienen para beber refrescos y comer fruta en los puestos con filas de ban– cos a propósito, servidos por negras vestidas con primor; no se cree de ningún modo incompatible con damas respetables sentarse ailí a reir y charlar hasta una hora después del obscurecer. En realidad, aquí las damas regulan su conducta, y todo es como debiera ser siempre que eilas lo dispongan. Mientras la familia se divierte afuera, los esclavos de la casa tienen fiesta; se busca inmediatamente guitarra y arpa y los criados gozan en bailar, cantar o jugar el gallo ciego. Los negros limeños son muy músicos y las mujeres cantan en coro muy armoniosa– mente y con buen gusto, aunque con poca o ninguna instrucción; las canciones amorosas son naturalmente favoritas, y especialmente recuerdo el estrambote y tres estrofas de una, constantemente pedi– da en sus alegres reuniones. La incluyo para mostrar el estilo general de tales producciones, pues no son indecorosas. Tan ciega estoy en quererte, Es tan grande mi pasión, Que el breve rato que duermo Contigo mis sueños son. Y sabiendo que el quererte Causa es de mi perdición, Y el origen de mi muerte, Yo no sé por que razón Tan ciega estoy en quererte. Mis tristes lamentaciones Duros mármoles quebrantan; No te cause admiración, Pues mi adoración es tanta Y es tan grande mi pasión. Muévate la compasión De mi dolor tan funestos; Convénzate esta razón, Pues cada vez que me acuesto, Contigo mis sueños son (1). (1) La música era sumamente bien adaptada a la letra, en tono menor, pero sospecho que fuese italiana, pues, ciertamente, es en mucho de la mejor música cantada o tocada en el Perú.
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