Relaciones de viajeros

LOS LIMENOS.- POBLACION Y SUS CLASES PRINCIPALES.– SACERDOTES Y SU INFLUENCIA.- CEREMONIAS RELIGIOSAS. -FUNERALES.- REPIQUES.- UN BAUTIZO (*) Los limeños (hablando aquí de los nativos de la ciudad en contraposición a otros residentes) son de raza tan insignificante que realmente apenas parecen dignos de atención; nunca hubo gente más inepta para empleo activo y útil. Todo el tiempo que dis– frutan su cigarro parecen tener difícilmente deseo no satisfecho, y si caen en la pobreza, se entregan a la desesperación y la miseria, sin energía para esquivar el golpe, o fuerza para soportarlo. Es casi increíble que, en población de 100.000 almas y con extenso tráfico en el puerto, no haya más que dos o tres casas comerciales perua– nas en Lima y Callao; el comercio, puede decirse, es monopolizado por extranjeros, entre los que hay muchos chilenos y argentinos. Si caminando por las calles de Lima encontráis un hombre con semblante pálido cetrino, atisbando de la capa bien embozada en la garganta, cigarrillo en la boca y sombrero de copa angosta en la cabeza, podéis asegurar que es limeño. Si os cruzáis con un hombre elegantemente vestido, si no es europeo, es de algún otro país his– pano-americano. Dentro de casa dos limeños se sacan la capa que en invierno y verano usan para salir. Su traje usual, debajo, es de corte antiguo, casaca bordada, medias de seda y aditamento de un gran bastón de puño de oro. Esta carencia de energía corporal y mental en los naturales del Perú proviene, sin duda, principalmente de dos causas: falta de educación y clima igual; la mayor parte de los peruanos educados en Europa han resultado tan buenos como el resto del mundo, y entre los clérigos educados en el país hay muchos hombres activos y celosos. La política española siempre se ha opuesto al adelanto de los conocimientos entre los seglares sudamericanos y la consi– guiente difusión de principios ilustrados; pero parece haber tenido efecto más poderoso en el Perú que en otras colonias, pues ha sido ayudada por el suave clima enervante; no es que el excesivo calor ( *) Corresponde al cap. XXXI.

RkJQdWJsaXNoZXIy MjgwMjMx