Relaciones de viajeros

RELACIONES DE VIAJEROS 275 Santa Cruz fue bien recibido en su país natal, y se le incorporaron muchos reclutas; un número de jóvenes también, de las mejores fa.. milias paceñas, formaron un cuerpo que se llamó escolta del gene– ral. Trató de hacerse aceptable e iba a todos los espectáculos, entre– tenimientos y paseos con el mayor contento. La única fuerza realista que a la sazón se hallaba en el país estaba al mando de Olañeta, que fue obligado a retroceder sobre Oruro, adonde fue perseguido por el general Gamarra con una división del ejército patriota. Esta inactividad, sin embargo, terminó con la noticia, enviada por el destacamento que dejó Santa Cruz en el paso del Desagua– dero, que Valdez había llegado a Puno, con la división sacada del ejército de Canterac sitiador del Callao. Santa Cruz salió inmedia.– tamente de Viacha a la cabeza de tropas ligeras, ordenando que el resto del ejército lo siguiese sin demora al Desaguadero. Cuando llegó allí encontró a Valdez en la margen opuesta y se empeñaron algunas escaramuzas. Santa Cruz, sin embargo, no se encontró bas– tante fuerte entonces para trabar combate y se mantuvo quieto, cui– dando el paso del río hasta la llegada del resto del ejército. Luego cruzó el río sin demora, y empujó a Valdez hacia Zepita, donde to- · mó posición en un cerro alto. Las tropas de Valdez que lo acompa.– ñaban desde Lima estaban tan completamente postradas que se vio obligado a dejarlas en Puno, mientras avanzaba con una fuerza reunida por La Serna en las inmediaciones del Cuzco y Arequipa, al mando de Carratalá, gobernador del último lugar. Santa Cruz resolvió atacar a Valdez en su posición y, con este propósito, marchó cerro arriba con todo su ejército; pero la infan– tería fue completamente derrotada y dos otros batallones habían ya arrojado las armas, cuando la caballería realista se metió en algunas ciénagas profundas en el ardor de la persecución, y los húsares del Perú, al mando de Brandsen y Suolanges, cargaron haciéndola pe– dazos. La infantería española, viendo la derrota de la caballería, se retiró en confusión dejando que los batallones patriotas recogiesen las armas que habían tirado poco antes. Santa Cruz, en sus partes al Gobierno, invocó el mérito de haber hecho huir la infantería pa– ra engañar a los españoles y sacarlos del cerro; pero con todo, fue encuentro de poca importancia y ambos bandos se atribuyeron la victoria. Luego se incorporaron a Valdez las tropas dejadas en Puno para reponerse, y, abandonando a Santa Cruz, que se había situado en el puente, marchó costeando el Desaguadero para unirse con Olañeta en Oruro. Santa Cruz, por otra parte, reunido todo su ejército, si– guió por la otra margen del río para impedir la reunión. Los tres

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