Relaciones de viajeros
20 ESTUARDO NUREZ Después de hablar en esta forma por algunos minutos, co– menzó a discurrir sobre el artículo enunciado en el proyecto. Comenzó diciendo el pesar que sentía por la división en el Cris– tianismo, y los distintos nombres que cada una de ellas había tomado. Luego abrió el libro que tenía en su manos, que ahora me doy cuenta, era uno, en espafiol, de la Sociedad Bíblica del Nuevo Testamento. Leyó los versículos 12 y 13 del primer capí– tulo de la primera Epístola de los Corintios, y procedió a hacer observaciones sobre el pasaje y luego a aplicarlo al artículo en cuestión. Según él, el artículo nominado Católico, Apostólico, Roma– no, se asemejaba mucho a las divisiones censuradas por el Após– tol Pablo. Hecho esto, propuso que el artículo debía decir en esta forma: "La religión de Jesucdsto es la religión del Estado". Luego hizo algunas observaciones sobre la preferencia de deno– minarlo de esta manera, y no en la forma como está expuesto en el proyecto; de esa manera terminó. Como se podía esperar, hubo oposición contra esta altera– ción o enmienda. Mi memoria no es tan fiel como para poder repetirle los diversos discursos que hubieron sobre este mismo tema, pero se dijo mucho por ambas partes interesadas. El miembro del Comité que había protestado, defendió su punto de vista en un largo discurso, en el cual tuvo pocos mira– mientos y consideración hacia nosotros los extranjeros . Con– cluyó su largo discurso, diciendo que tenía tanta materia para hablar y tanto interés en el tema, que podría todavía hablar por cuatro días seguidos sobre el mismo asunto. Otra persona se levantó con un volumen de la Biblia en la mano. Se refirió a dos pasajes de la ley de Moisés, donde los ni– ños de Israel eran exhortados a ser amables con los extranjeros y forasteros, y concluyó con un corto comentario sobre los pa– sajes y su relación con el tema en discusión. En un país como éste, donde todos los habitantes nacidos acá pertenecen a la Iglesia Católica Romana, todo lo que se diga sobre tolerancia, tiene una relación directa con los extranjeros, porque por ningún momento pueden suponer que los oriundos del país, puedan dejar la Iglesia Católica Romana, para volverse Protestantes. La introducción de extranjeros en el país, y las consecuen– tes ventajas y desventajas, fueron causa de un profundo debate. Me referiré solamente a un discurso más sobre el tema. Un clé– rigo, un hombre de edad, se levantó y dijo: "Señores. Es la pri-
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