Relaciones de viajeros

22 ESTUARDO NU&EZ nuevo Congreso para ser examinado y, si ·se cree necesario, ser alterado. De esta manera hay todavía alguna esperanza para que la tolerancia religiosa pueda tener un lugar en la Constitución del Perú. Durante el intervalo, la prensa puede adelantar la buena causa, ya que hay perfecta libertad para hablar e imprimir cual– quier cosa sobre el tema, y puede ser hecho por ambos partidos. Es indudable, que podemos llamar como una especie de to– lerancia, a esta libertad de hablar y escribir sobre el tema; de todos modos, es el preludio . Folletos de toda clase, tamaño y nombre, son emitidos por la prensa. En estos folletos, se trata cualquier tema, y los abusos y detrimentos, son atacados con libertad y coraje. Los pobres frailes no están excluídos de esto; casi todo el mundo está con– tra ellos, y nadie parece querer levantarse para tomar su defen- sa. Uno de los miembros del Congreso, ha presentado una mo– dificación para la reforma de los Conventos. El proyecto de ley que está por introducir, contiene cuatro artículos. El primero, es para permitir dejar el convento, a todos los que así lo deseen. El segundo, es para no permitir nuevos frailes en el futuro. El tercero, es que el Gobierno debería tomar posesión de todas sus propiedades, y permitirles sacar lo que es necesario para su man– tenimiento. El cuarto artículo, es para hacer que ellos vivan en un convento, en vez de ocupar catorce como lo hacen actualmen– te. Usted ve, que ésta es una audaz proposición, que, si es pues– ta en vigor, será un gran paso dado para la reforma. Al momento que se discutía el artículo sobre la religión, se presentó cierto individuo, con un papel conteniendo una petición al Congreso, pidiendo que la Religión Católica fuera la religión del Estado, y la "única aceptada en el país". La última parte de la petición, era el objeto principal, para lo cual obtuvo un buen número de firmas, y sin pérdida de tiempo, la presentó ante el Congreso. A pesar de las firmas no se permitió su lectura, y mu– chos estuvieron de acuerdo en llamar la atención a este indivi– duo, y que diera cuenta de su actitud oficiosa. Este médico, pues tal es su profesión, ha sido tratado mal y tristemente por su conducta, en los folletos del día, de tal ma· nera, que creo que en adelante no emprenderá por segunda vez empresa de tal naturaleza. Ya le mencioné la forma tan libre como se discuten los asun– tos en estos folletos. Uno de ellos acaba de empezar a publicar

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